Hablaba con un portero sobre ciencia. Habló de los átomos. "Eso, eso es lo que estudia mi hija, los átomos". Muy bien. Otro día, volvieron a charlar y salió el tema de las células. "Eso, eso es lo que estudia mi hija: las células". Por fin salió el tema del universo infinito. "Eso, eso es lo que estudia mi hija: el universo infinito". Luego supo que la hija del portero tenía 40 tacos y vivía con él y con su mujer. La hija decía que a ver cuando se iban a una residencia y dejaban la casa vacía para estudiar la célula.
Hoy, a las 3:45, ha empezado a llover. He mirado el reloj. A eso de las 5:05, ha dejado de llover. He mirado el reloj. Una hora y cuarto lloviendo. Qué miseria. Tendría que llover semanas y meses y meses hasta que se reblandeciera el cráneo de los hijos de puta hasta dejarles el cerebro a la vista y un rayo les partiera los sesos.
Miró y miró al cielo
para que su desasosiego fuera enorme.
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