La vida debe estar llena de ideas, de inspiraciones felices y de alegría. Si no, no se podría vivir bien. Pero no siempre estamos inspirados por un espíritu optimista, sino al revés: porque nos puede el ver lo mal que está el mundo. Y se nos viene abajo toda la parafernalia del mismo: la política, cada vez más desagradable; el medio ambiente, cada vez más degradado; las personas que nos rodean, cada vez más locas e improbables. La vida nos atiza con esos palos de desesperación y nos anonada, nos llena de incertidumbre y de malos presagios. Pero no todo está perdido: cuando notemos que algo anda mal en nuestra vida, debemos buscar una solución y no dejarnos llevar por la rutina de lo fácil y de lo previsible.
Notó un dolor en las estrellas que miraba
y acabó malherido del alma.
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