Todo lo que escribo yo en este blog, más o menos, lo escribieron otros escritores antes que yo. Las mismas ideas, más o menos, las reflejaron unos señores más o menos bien tratados por la vida o resueltamente, hechos polvo por cuestiones vitales como puede ser tener un padre cabrón o unos vicios que le llevaron al escritor en cuestión, a la puta ruina.
Entonces, ¿para qué escribo yo esto si otros ya lo escribieron? Pues simplemente, para pasar unos ratos y dejar constancia de que yo me siento como esos escritores a los que no les gustaba la vida, veían unos fantasmas que sólo ellos veían, odiaban ciertas cosas, les gustaban otras y así, como lo sentían, lo dejaron por escrito.
Escribir es sinónimo de estar solo. Solo ante tu propia cabeza que inventa una historia o piensa unas cosas que a lo mejor otros no las piensan o sí las piensan pero no las ponen por escrito. ¿Por qué ponerlo por escrito? Dicen que es más duradero lo escrito pero también porque lo escrito precisa de una maduración y lo escrito lleva tiempo y así se pasa un rato entretenido. Horacio, poeta del imperio romano, tenía buena inventiva y ya escribió todo esto que escribo yo, más o menos. Nadie sabe ya quién fue Horacio pero el caso es que existió. Quien ensancha su corazón, estrecha su boca.
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