Me he desvelado un poco. Voy a contar un cuento: una niña vio un gato en su patio y estaba desvalido. Le dio de comer todas las noches y el gato cogió fuerzas para ir por gatas. La niña le siguió en un deambular de calles y el gato comía un día en una plaza y otro día en un callejón inmundo, pero seguía engordando a costa de la niña, que no conocía el riesgo de alejarse de su casa y recorrer las calles llenas de peligros.
Un día la niña se asustó de un hombre que apareció en las sombras mientras el gato comía delante de ella. El gato huyó. La niña sufrió.
Cuando no son de tu incumbencia las necesidades de los demás, aléjate de los demás.
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