El hombre del que se habló tanto en el barrio, pero nada más que en el barrio, cometió la torpeza de irse de la lengua cuando tenía la posibilidad de haber podido vivir desde ese momento en que tenía a su disposición un montón de millones para hacer de su vida lo que hubiera querido.
Pero tuvo que comunicar el origen de su riqueza ilícita con Amparo, la chica con la que estuvo saliendo antes de dar el golpe.
¿Por qué no se fue sin decir nada?
Porque el ser humano tiene como una característica principal en su genoma la de comunicar sus alegrías con sus semejantes y si se tiene confianza con uno de esos semejantes, con mayor razón.
Arsenio nunca supo que esa alegría suya comunicada con Amparo después iba a ser comunicada a otras personas.
Y es que otra de las características del ser humano es su incapacidad para guardar un secreto.
Si quieres que te vaya bien, que te vaya bien a ti solo.
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