Pienso a menudo en un ideal que consiste en correr diariamente y dejar de fumar pero no lo consigo ni a tiros. Me he acomodado en el sedentarismo y lo máximo que hago es andar de vez en cuando unos kilómetros.
Hay un escritor japonés muy conocido, Murakami, que ha escrito incluso un libro sobre esta costumbre de correr.
Dicen que cuando empiezas a correr cuesta pero luego se convierte en una especie de droga.
La verdad es que yo ya no recuerdo la última vez que corrí algunos metros, debió ser cuando perdía algún autobús.
Parece mentira pero hay que ver la emoción que aporta a la vida correr unos kilómetros todos los días. Yo lo intuyo así aunque nunca lo he hecho y la pulsión de ponerme a hacerlo es grande pero no encuentro el día, la hora ni la ocasión. Hace falta un horario y una pequeña organización y vencer el mal tiempo pero lo que más hace falta es voluntad y en mí la voluntad de correr es sólo teórica. Sé que sería muy bueno pero no lo hago. Otro señor, psicólogo, decía que había que hacer planes de adelgazamiento antes de los cincuenta.
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