Mis méritos los tengo en poco porque son pasados. Yo fui profesor, ahora no lo soy y lo que se adquiere sin esfuerzo se valora poco también aunque sirva para vivir. Quiero decir un dinero de la administración. Yo miro al futuro y lo que pueda hacer de aquí en adelante. Más me vale estar a gusto con lo que hago ahora y prosperar en ello para decir que soy algo, no que lo fui.
Un signo de inteligencia es adaptarse al presente que nos toca vivir y mirar desde ese presente al futuro con ilusión. En estas horas menguadas, no todo el mundo sabe hacerlo y se viene abajo.
Con el trabajo diario se adelanta mucho. A nadie le gusta insistir e insistir en una labor continua que consiga levantar la moral y sacrificarse por salir adelante aunque todo alrededor diga: ríndete. Y eso es lo que hay que hacer y además, renunciar a placeres porque el dinero es escaso. Pero ya dijo la Biblia que hay años de vacas flacas y años de vacas gordas y estamos esperando las vacas gordas que ya vendrán y el que ha aguantado en tiempos de escasez (que para mí no la ha habido en términos de dinero pero sí en términos, digamos, de saber qué hacer con la vida), lo pasará bien dentro de unos pocos años.
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