En un escrito que tengo por ahí digo que todos somos como Jonás o todos somos como Job casi por el hecho de haber nacido.
Las dos son historias de la Biblia que dicen que uno puede caer en la desgracia más absoluta y estar más perdido que estos dos personajes bíblicos hasta el punto de pedir la muerte a Dios antes de tener que soportar toda la fuerza del mal que puede existir en este mundo. Pero ninguno dejó de creer en Dios en su desesperación porque quizás pensaban que sólo Dios podía sacarlos de ella.
Yo estoy instalado en un fácil pasar, los tiempos de pasarlo mal ya pasaron para mí y espero no tener que probarlos de nuevo como creo que les pasa a los que me rodean: viven de acuerdo a leyes no muy duras y van pasando la vida.
Cuando todo se vuelca en el trayecto de la vida y no tiene sentido ya nada, es cuando estamos dentro de la ballena o apestados. Entonces es cuando hace falta más fe, más fuerza para disfrutar de leyes de la vida más apacibles.
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