Un chico que estudió periodismo e hizo un curso de radio pronto se colocó en una emisora. Pero lo que a él le gustaba es escribir. Cuando sonaba la canción en ese programa de radio más bien cutre, él escribía historias que siempre acababan bien. Este chico se llama Rafael y es de Móstoles como las empanadillas. Ya tiene una edad. Yo cambio con él mis historias y yo leo las suyas. Son cojonudas, con muchos personajes, con mucha acción, con mucha aventura. Le conocí en el bar de Filología una tarde que estaba borracho y le ayudé a coger un autobús. Me pidió el teléfono y me llamó. Se casó con Irene, tuvo dos hijos. Ahora vende sus novelas como churros. Rafael Arias Maldonado. Qué tío.
Más vale ser estimado que estimar.
Yo estimo poco a la gente. La gente no lee y es iletrada. Hay algunas excepciones de gente que tiene la bondad dentro. A mí me importa un pito si soy estimado o no. La estima va con uno mismo.
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