Ya hemos vuelto de Segovia. Sin grandes excesos, nos hemos venido sin comer ni cordero ni cochinillo. La Eva ha dado la murga a base de bien y mi hermano ha conducido como corresponde a un gran conductor.
Me acabo de comer un ponche segoviano que hemos comprado en una pastelería y estaba riquísimo.
Mi hermano se va a duchar y acto seguido tendrá lugar una charla filosófica de grado 2 hasta que nos vayamos a acostar. La Eva participará por teléfono en cuanto haya saludado a sus padres y se vuelva a acordar de nosotros. Aventuro que la charla tendrá un nivel considerable, ya digo, de grado 2, siendo el máximo el grado 3, nivel al que llegamos en raras ocasiones.
Hacía un frío considerable en la subida a la ermita de San Antonio, en cuya andadura, subiendo una cuesta dura y exigente, hemos matado la mañana y también en Segovia donde hemos visto un montón de gente estorbando, principalmente, el paso por la calle. Hemos charlado con Jose, un gran amigo del pueblo
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