Dicen que este hombre que estaba en la cuarentena, que ya no pudo seguir trabajando de profesor, se levantaba muy tarde, a las once o más. Dicen que se levantaba tarde porque tomaba unas pastillas para tratar su enfermedad que le dejaban dormido o tonto para toda la noche y gran parte de la mañana. Dicen que por la mañana se encontraba confuso para cualquier tarea hasta que se despejaba del efecto de las pastillas. Dicen que tenía la afición de escribir y realmente escribía en un blog y unas novelas que nunca tenían éxito de público. Dicen que llevaba una vida tan aburrida, aunque la gente no paraba de decirle que tenía mucha suerte de no trabajar y cobrar un dinero del estado, tan aburrida que este hombre se desesperaba por no tener nada que hacer. Dicen que si este hombre hubiera tenido de verdad una gran afición a la creación literaria, se habría levantado todos los días a las cinco y habría estado dale que dale luchando con los argumentos y los personajes de sus novelas. Dicen que este hombre no paraba de decir: "me aburro", "esta vida es una ruina" y aun así seguía riendo de vez en cuando para no parecer que estaba muerto. Dicen que se le veía ir y venir por la calle que daba a su piso donde le esperaba su hermano para poder charlar y así matar los ratos de esta vida pobre que llevaba. Algunos le llamaban millonetis pero no tenía dinero para la entrada de un piso e irse a vivir con su novia. Este hombre no despertaba envidias en las personas que le conocían bien. Este hombre soñaba con la fama que le pudiera dar una novela bien escrita pero nunca la escribía. Este hombre antes tenía un horario de trabajo y ahora no tiene más que horas por delante.
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