Hace un par de semanas fuimos mi hermano Paco, mi novia Eva y yo al pueblo. Primero, de mañana, dejamos el coche en una entrada del pueblo y nos fuimos caminando a la ermita de San Antonio que está arriba en un cerro. Había mucha niebla pero el frío no fue mucho. A Eva le encantó el paseo. A la bajada ya Eva se puso muy pesada con temas de los que no sabe mucho pero que insiste garrulamente. Al llegar al coche, nos dirigimos a comer a Villacastín un menú muy bueno, no quisimos hacer el exceso del cordero o del cochinillo. Después de comer fuimos a un bar del pueblo donde nos encontramos con José y estuvimos charla que te charla con esa familiaridad que se da en el pueblo, que puede gustar o no pero que yo sólo la veo en el pueblo y sí que me gusta. José comentó la vida que llevamos y pareció muy razonable, aportando ideas y razonando con la mente clara de la práctica de la vida, pues en el pueblo, más que nada, son prácticos. Luego fuimos a Segovia y merendamos y paseamos. Había mucha gente porque era puente. Luego, Paco y yo hablamos de lo pesada que se pone Eva algunas veces sin saber de lo que habla. En fin, llegamos a Majadahonda.
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