Había una mujer que se quedó embarazada y decía entre sí: ¿quién habrá sido, quién habrá sido? Y miraba el golpe de su coche que era muy llamativo y entonces vino un señor y dijo: yo he sido. Y se enamoraron profundamente el uno del otro, más o menos como en las películas pero en la calle Leganitos, un lunes por la tarde.
Y un día que fueron a una biblioteca pública los dos porque los dos eran catedráticos y les gustaban los libros con locura, ella se puso de parto y tuvieron que llamar a un taxi y el taxista es amigo mío y dice que la mujer se portó muy bien pero el hombre se mareó al ver al niño porque decía el hombre:¿pero cómo se ha podido meter ahí esa criatura? y así que se llevaron al niño a casa y le pusieron una cuna que compraron a tal efecto.
Y luego el niño fue creciendo y el hombre notó que era mulato y la señora decía que es que su abuela fue negra y el niño no hacía más que gamberradas y decía el hombre que cómo era así el niño y la mujer decía que su abuela la negra era muy bruta, que echaba cinco cucharadas de azúcar al café y meaba de pie. Y el hombre se compró un piano y una tarde intentó tragárselo viendo la tragedia de su vida pero no pudo. En fin, no se quede usted embarazada.
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