Los españoles nos asustamos de los propios fantasmas que creamos y no sabemos sacarlos del castillo, se quedan en él con nosotros. La situación actual está estancada entre la crisis económica y la política, que no es menor. Salen a relucir escándalos políticos que siguen escandalizando y España está mirando con una mueca de asco y otra de incomprensión a todo lo que está pasando. No sabemos si creérnoslo o no y si nos lo creemos, también nos resignamos a creer que estos políticos solucionarán algo, que no lo harán. Se impone una renovación en todo lo que suena ya a viejo, corrupto, cansado e hipócrita. Las tertulias cuentan y recuentan lo ya contado, los políticos sólo piensan en perpetuar viejos sistemas obsoletos para dirigir la nación y la gente no tiene dinero. Nos venden una recuperación económica que nadie ve. Los líderes están salpicados de sobres o faisanes o robos de lo público. No hay político bueno en la nación, la monarquía da vergüenza en todos los lados. ¿Qué hacer? Esperar tiempos mejores es desesperar.
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