Cuando dos personas ejercen fuerza sobre otra y le hacen humillarse ante su dominio brutal y salvaje, esa persona dominada adquiere un miedo hacia esas dos personas porque cree que son dos bestias peligrosas.
Si esas dos personas, que estaban equivocadas de principio a fin, no admiten el error de haber obligado a otra a hacer algo en contra de su voluntad y para su daño, esas personas sí son peligrosas.
La persona agredida decide entonces no dirigirles la palabra a esas personas brutales pero esas personas brutales creen que el que está equivocado es la persona agredida por ¡HORROR!, no estarles agradecida porque ellos lo hacían como un favor.
En este mundo de locos, las personas respetuosas con las demás, se ven humilladas de vez en cuando por estas otras que no tienen escrúpulos en meterse en la vida de los demás y hacer un daño atroz a personas que no se lo merecen. Pero, a veces, las personas respetuosas saben decir las verdades a estas bestias que andan por el mundo.
Las personas que se meten en la vida de los demás acaban asqueando a todo el mundo.
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