Cuando cunde la desorganización, lo principal es no caer en la debacle absoluta y evitar que todo se vaya al garete. Hay que procurar volver al orden reinante antes del descontrol que vivimos ahora. Yo y mi hermano vivimos unos días así. Como no trabaja ni yo puedo hacer lo que quiero ni él tampoco. Además, nos liamos a discutir mientras la casa está un poco abandonada. Me siento mal porque los dos en casa todo el día y mi hermano aún no muy centrado, la convivencia se convierte en un reto que hay que superar todos los días. Estoy deseando que vuelva a trabajar y todo vuelva también a la normalidad. Mi hermano ha cogido unas manías absurdas a las que hay que hacer caso porque si no, se cabrea. No es el Paco de siempre sino un tipo raro con sus rarezas. Todo el día hablando de la dignidad y de la falsedad humana. Es un horror. Está todo el día oyendo las mismas canciones una y otra vez; por la noche se levanta cinco o seis veces. Está insoportable. Pero bueno, yo a lo mío: tratar de descansar y no irritarme con él. Es mi sino, aguantar todo tipo de horrores. A ver si acaba este año de una puta vez.
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