Entre la gente que conozco no hay grandes estudiosos, amantes de la literatura, intelectuales que podrían tirarse horas hablando de la moral o del estilo de un escritor o de la situación contemporánea de un modo vigoroso y sabiendo de qué se habla. Mis amigos no leen el periódico ni los libros, no tiene una formación digna para el diálogo enriquecedor. Sólo saben unas cosillas, como cualquier ciudadano mal informado que hay por las calles.
Pero claro, el 99 por ciento de la gente es así. Lo raro es conocer a un erudito o a un intelectual, pues eso ya no se lleva. El saber está en google y no hace falta ya llevarlo encima de los hombros.
Yo sé bastante de literatura española y algo de literatura extranjera aunque en un mundo globalizado como el de hoy, no se puede hablar de literatura extranjera. Todo nos atañe.
A mí me gustaría pasar ratos hablando de cosas intelectuales pero no puedo porque la gente intelectual debe vivir en otra onda que la mía
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