En la Puerta del Sol, a estas horas, hay un montón de gente con intereses diversos. Hay unos que se ríen de sus gracias que inventan sean estas sobre otra persona o situaciones que crean las personas que resultan divertidas. Pongo por caso una borrachera, situación típica de ocasión de reír entre los españoles. Otros se ríen de los propios defectos de esas personas, generalmente de torpezas cometidas por otros, metedura de pata jocosas. Yo no tengo esa serie de estímulos. Mi vida orbita entre mis padres y mi hermano y todas estas personas son bastante predecibles para mí. Tengo más razones para preocuparme por ellos que para reír ya que mi madre está muy débil de las operaciones sufridas en el hospital. Mi padre tiene un carácter seco y desabrido que no invita a la risa. Mi hermano tampoco es propicio a la broma. No somos gente que busquemos bromas, hagamos bromas o encontremos bromas fácilmente. Por eso me dan envidia sana esas personas que se carcajean, que se ríen y espantan esta suciedad de vivir enque se convierte la existencia. Ríete inteligentemente, lo disfrutarás más.
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