Ayer di mi quinto paseo consecutivo a Las Rozas. Allí me encontré con un amigo y vinimos andando a Majadahonda charlando de cosas más humanas que divinas. Me vino bien la charla pues hacía mucho tiempo que no conversaba yo tanto rato y tan bien. Este amigo es un tipo muy agradable y razonable con el que el paseo se me hizo muy llevadero.
Cuando llegué a casa, me vino la desesperación, creo que la llamaré la desesperación del invierno y de los malos augurios porque me pongo a pensar en el futuro y lo veo todo mal.
Después vino Paco y después de discutir un rato nos pudimos poner de acuerdo y ya se me pasó la desesperación de la noche, el frío y el futuro sombrío.
Y luego me acosté y eché unos ajedreces en el móvil y escribí a Eva por el wassap. Me prometí levantarme pronto pero me he levantado a las 11. Tengo que hacer un arroz con conejo para hoy, así que ya tengo tarea para toda la mañana.
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