El mar estaba lejos e inasequible. El mar bullía de olas de aquí para allá, inacabables, infinitas, permanentes. Las fiestas seguían produciéndose. Un gentío incontable se apiñaba en la plaza. La música volaba por el aire. Yo leía unos libros por la tarde después de comer. En esos libros había personajes que conocían un poco el cielo. En esos libros había una música producida por las palabras, una música sutil y casi inaudible. Las tardes pasaban como pasa la efímera mariposa, el aire de verano, la luz del cielo arriba. Todo pasaba, las ganas del mar pasaban. Era todo un estar tranquilo y un besar el aire.
martes, 26 de agosto de 2025
lunes, 25 de agosto de 2025
Me ha llamado la atención una noticia sobre una serie que se emitirá en Antena 3: dura 8 capítulos de media hora cada uno y lleva mucho suspense. Va de amoríos y de líos familiares. Sale en el anuncio una chica que parece que discute con un chico en un escenario de jardín. Me he echado un cigarrillo después de venir de comprar y merendar. Por otro lado resulta que tengo una novela que va muy bien hasta la página 108. Después de esa página, todo lo que cuenta esa novela es muy aburrido. Así que lo voy a cambiar y poner mucha acción y diversión a ver si la refloto.
viernes, 22 de agosto de 2025
Dice el refrán: madre muerta, familia deshecha. No sé si es al revés; o sea, que se crean nuevas familias que andan por nuevas constelaciones que no se rozan ni se juntan. Eso creo yo que pasa. Pero la familia sí que se rompe de algún modo: hay nuevos intereses y nuevos seres a los que hacer caso. Hay personas que siempre estuvieron en la periferia de esa familia y ahora siguen en esa periferia pero se nota más la periferia en la que andan. No se enteran de nada porque ya no participan en nada. A cambio, esos de la periferia quisieran que los que están en el centro, no les molestaran.
Alguien les dijo que me había salido un grano en la pierna. El que no llamaba nunca, llamó: que me han dicho que te ha salido un bulto. ¿Qué tal es ese bulto? ¿Es peligroso? Solo le faltó decir si me iba a morir por el bulto. No volvió a llamar. Quizás si se entera de otro bulto, llama a ver. A ver si es definitivo el bulto. No volvió a llamar en tres años. No hubo bultos. Hubo ingresos. Pero eso no les interesaba. Les interesaban los bultos. Qué deseo de que nos pase algo a nosotros. Será porque a ellos no les ha pasado nada en años y años. O será porque si nos pasa algo, nos quieren ayudar, ayudar mucho. La verdad es que nos quieren mucho. Cuando nos sale un bulto, llaman. Es una fortuna contar con el amor de estas gentes tan majas, tan cariñosas, tan dulces ellos.
Yo me quiero hacer de un aire en medio del vendaval. El vendaval es triste, no lleva más que egoísmo encima y debajo. Las lunas operan la noche con su filo de órgano quirúrgico. Poco a poco iremos dando la vuelta a este mundo de satélites ignorados e ignorantes hasta que no se vean ya más por el espacio. Cortaremos todos los cables que conducen a la miseria moral, al deseo de fastidiar, al polucionado mundo de los amantes de las piedras. Piedras son ellas que andan deseando un yate, una joya, algo exclusivo que colgarse del cuello. Dan mucha pena estos que quieren solo la dureza de la vida y no el alma de las personas. Pero existen, no dejan de existir.
Hay unos que te quieren por lo que eres y otros, por lo que tienes. Estos últimos, no te quieren. No preguntan qué tal estás, su diálogo es corto y evasivo. No te llaman en todo el año, solo llaman si te sale un bulto en la pierna. Si ingresas en el hospital no te van a ver. Andan de acá para allá y si se enteran de que tienes una diarrea, llaman, pero, ya digo, si has estado en el hospital, no vienen a verte. Llaman. Dicen: qué tal estás y cierran todo diálogo. Los ves cuatro veces al año de casualidad. No comparten ni un minuto contigo. No te dan la oportunidad de saber de ellos, no quieren que sepas nada de ellos. Ellos sí que quieren saber de ti, sobre todo si te ha salido un grano. No merece la pena saber nada de ellos. A ver si les sale un grano a ellos.
jueves, 21 de agosto de 2025
Lo legal es que la ley defienda a los débiles frente a los fuertes que abusan de ellos. Yo buscaré en la ley que me defienda de mi propia familia que ya ha dado muestra de su indiferencia por mi hermano y por mí y de desear meterse en nuestras vidas. No dudarán en un futuro para meterse con nosotros a ver qué sacan o abusar de nosotros como dice el informe. No me voy a quedar parado a que un sobrino me saque los untos si le dejo. O a mi propia hermana. Se da dinero por no verlos ya que no los entiendo ya para nada, no conozco a sus hijos, no me dicen ya ni hola y son familias aparte de mí y de mi hermano. Pero debo andar con ojo no se metan en mi vida porque lo único que podrían hacer es destrozármela y abusar de mí.
En la Comunidad de Madrid hay muchas instituciones que protegen al enfermo mental. Lo hacen, según el informe que leí, de su propia familia. El único que me ha ayudado en todos los ingresos de mi hermano ha sido mi padre, que iba a verle a la planta de psiquiatría y yo descansaba ese día. A mi casa no ha venido nadie a decirme si necesitaba algo cuando mi hermano estaba ingresado. Llamaban, decían qué tal y hasta luego. Entonces, no miento si digo que mis sobrinos y mi hermana no se preocupan de mí ni de mi hermano. Una vez, mi hermano y yo nos pegamos. Yo me vine a casa. Nadie llamó para decirme cómo estaba.
Si yo leo en un informe de psiquiatría que los enfermos mentales no solo es que no son cuidados por su familia sino que hay abusos de la familia contra ellos, pues lo primero, es que no miento, lo dice un informe que se puede leer en Google si se pone: "el enfermo mental y abusos de su familia" Y lo segundo, es que debo andarme con ojo con mi familia por futuras coacciones (ya hubo en el pasado). Luego, otra historia: es verdad que a mis sobrinos los veo cuatro veces al año y de casualidad. No me invento nada. Y tampoco invento nada si digo que mis sobrinos no se preocupan de mi hermano ni de mí pero que sí están interesados en mi patrimonio. No miento si digo que mis sobrinos son unos materialistas insensibles a la enfermedad de mi hermano y de mí pero que les gusta el dinero, que es de lo que realmente entienden.
A mí mis sobrinos me importan ciertamente poco, que es lo que mi hermano y yo les importamos a ellos. Los veo de casualidad por la calle como a otras personas. A mis amigos los veo de una a dos del mediodía, esa es la diferencia. Que quedo con ellos. Fui a la boda de uno sin ganas. Sus hijos no me dicen ni hola, no me conocen. Son familias aparte todos ellos, no me conciernen para nada. Pero ellos tienen un interés económico en mi hermano y en mí: nuestro dinero y nuestro piso. Todo lo tuyo es mío, dijo uno de ellos. Ya veré yo cómo se reparten esos dos patrimonios. Tienen que pasar muchos años para que yo me vea mal, para que pida ayuda, pero no se la pediré a mis sobrinos, que estarán muy ocupados con sus familias. La pediré a otras instancias.
Conozco dos personas mayores con enfermedad mental en la ciudad. Hacen cosas raras pero no son un peligro social. Decía una psiquiatra que había que convivir con la enfermedad mental. Se cree la gente que los enfermos mentales buscamos peleas o vamos matando gente por ahí. Yo creo que eso sucede cuando no se lleva un tratamiento bueno de la enfermedad. Yo no he faltado ni a una sola cita con el psiquiatra, me he puesto inyecciones mensuales sin faltar ni una, me he hecho los análisis pertinentes todos los meses también. Paco dice que los enfermos mentales estamos medicalizados. Es verdad. Al cabo del mes tenemos unas tres citas que cumplir. Yo las cumplo así que es muy difícil que yo falle en mi salud mental. Puedo llevar una vida normal ahora y en mi vejez sin que nadie tenga que venir a salvarme de nada. Habrá en un futuro alguno que quiera intervenir en mi vida por intereses económicos solamente pero le diré que se guarde sus intenciones para otro.
Los troncos de los álamos tienen la anchura de un hombre gordo. Las hojas están verdes, no se otoñan, como las hojas de los árboles del Retiro. No sé qué será de mi vida, como dice la canción. Los acontecimientos futuros darán a mi vida su forma, su característica. Estaré solo con Paco, seremos olvidados o seremos centro de atención, no lo sé. Mi vida solo me pertenece a mí, yo decidiré si compro el periódico o no lo compro. Yo decidiré hacerme viejo y no depender de nadie. Yo decidiré qué es bueno para mí. Nadie ha de meterse en mi vida. Cumpliré años tranquilamente, sin que nadie intervenga en el cumplimiento de esos años.
Estoy contento y no sé por qué. El caso es que no me aburro demasiado, no noto el vacío de las horas. Tampoco envidio a los que se han ido a la playa. Creo que mi vida no está mal, podría ser peor. Siempre hay personas que lo están pasando peor y están al otro lado de la esquina, no hace falta irse muy lejos. Majadahonda se ha quedado inhóspita. Mi padre dice que nunca la ha visto tan despejada de gentes. Se han ido hasta los borrachos y drogadictos de la plaza de Pizarro. Ayer discutimos Paco y yo sobre el hecho de hacer la comida. Hemos llegado a un acuerdo. Por lo demás, todo tranquilo, mi vida va tranquila. Nunca ha tenido un adjetivo, tranquilo, un significado tan acertado como ahora en mi vida.
He repasado una novela escrita por mí hace años y no me gusta. Al principio, va bien, llena de acción y diversión pero luego, en sus páginas centrales, se hace tediosa, muy tediosa. Tengo que cambiarla casi todo para que resulte atractiva. Me inventaré otra trama, otra historia sustitutiva de la que hay hasta ahora. El personaje se lo merece pues creo que he creado un gran personaje. La novela se llama "La moneda de la soledad" y solo la ha leído mi amigo Antonio, al que ya no veo. Veré la manera de podarla todo lo que pueda y reescribirla de modo que tenga más atractivo, no que se demore en una prosa vaga y triste que no me gusta ni a mí ni a cualquier lector. El protagonista es un arquitecto pero yo no sé bien qué hacen los arquitectos. Será un arquitecto que se salga de la norma.
miércoles, 20 de agosto de 2025
Me sobrevuela la mente una persona, no diré cuál. Pero no es muy molesto este pensamiento, ya digo que me sobrevuela, no que me obsesione. Es curioso que el ocultamiento de una conciencia cree un pensamiento obtuso y alterno. No es esta persona una persona directa, sino más bien, escurridiza y oscura. Si me dijeran si conozco a esa persona, diría que no. O que casi no lo conozco, que es, como se suele decir, un particular. Y no tiene gran misterio esta persona, es tan ignorante como otras personas. Pero, indirectamente, yo he sabido cosas de esta persona que no son muy amables. La gente, por no decir, no dice ni buenos días. O sí lo dicen, para callar después todo el rato. Pero la gente sabe. La gente no es tonta. La gente se da cuenta de las acciones de los demás.
Lo dijo Cervantes: en la amistad no debe haber ni la más mínima sospecha. Los amigos están ahí para dar charleta, para pasar el rato. Tampoco se precisa que los amigos hagan grandes cosas por ti. Que no las harán: tus problemas son tus problemas, de nadie más. Los amigos están para aconsejarte a veces de algo que no te das cuenta, los amigos te abren los ojos porque te conocen un poco. Los amigos llaman cuando estás en apuros, a ver si pueden hacer algo por ti. Los amigos hacen en los lavabos agujeros. Los amigos pueden suplir a familiares que no te hacen ni caso. Los amigos son los mejores habitantes de este planeta cuando necesitas un poco de comprensión. Los amigos se comportan muchas veces mucho mejor que los familiares. Los amigos buscan sus piedras filosofales rondando por sórdidos arrabales.
No me puedo creer la tranquilidad con la que he estado pasando el verano. Quizás se deba a que he dormido bien, del tirón y muchas horas. Quizás hayan tenido que ver los libros que me han tenido entretenido. El caso es que no recuerdo un verano tan sosegado y templado como este. Los días de este verano han ido pasando leves y sin problema alguno. Lo de la ITV quizás haya sido el problema que más me ha soliviantado pero ya se arreglará. He leído el periódico a veces pero de tanto Gaza y de tanto Ucrania, me he cansado. A ver si se resuelven estos conflictos y dejan, para bien, de ser noticia. No he sentido tedio vitae. He estado al pueblo y he charlado con los vecinos. He leído cuatro novelas. He pasado el tiempo a gusto y complacido con él.
El que se traga un hueso, responde de su pescuezo. Este verano no he tragado hueso alguno. No he hecho nada arriesgado, no he tomado decisiones clave, no he tenido que poner en el tablero mi vida ni mi prestigio. Así le habrá pasado a mucha gente, creo. El verano trae una laxitud grande en cuerpo y espíritu. El verano trae holganza y largas tardes para ver el ocaso desde un hotel o desde una casa rural. La gente se une al verano para estirar bien el cuerpo, para mantener una calma infinita ante la mañana que empieza y trae una tarde para seguir gozando del dolce far niente. Los veranos son largos pero también se hacen cortos porque lo bueno dura poco. La gente tiene que volver a sus trabajos, al otoño, a la caída de la hoja.
Por la calle del viento un coche se estropeó. Una lucecita que lucía no dejaba de lucir. Hubo que llamar al técnico de las lucecitas. Era un cable muy pequeño que recorría las entrañas del coche. Pero estaban de vacaciones. Al cabo fueron al examen y el coche lo pasó. Los automóviles rompen el silencio de la mañana y echan al cielo su inmundicia. El transporte público hace su función. Contamina menos y llega a la hora indicada si madrugamos un poco. Se arregló lo de Caparrota y lo ahorcaron. Madrid estaba despoblado, fantasmal, lacio de gentes.
Los días en la universidad eran bonitos. Veías compañeros que tenían el mismo objetivo que tú. Nos reíamos de los profesores, los imitábamos, hacíamos burla de ellos. Algunos inventaban canciones sobre la filología, unas canciones divertidas. En clase no nos dejaban hablar, los profesores no preguntaban nada. Un día, sin embargo, me preguntó uno que qué era una gavilla. Yo se lo dije. Y ahí acabó todo mi protagonismo en el aula. Íbamos en autobuses incómodos a la facultad, muy de mañana, las clases empezaban a las ocho. Hubo un año en que me dormía a primera hora, estaba yo mal. Tuve que repetir cuarto curso. Perdí todos mis amigos. Luego hice otra pandilla. Jugamos un día al fútbol. Y nos comimos un jamón.
martes, 19 de agosto de 2025
Ojalá este otoño-invierno traiga mucha agua, pero no como en Valencia sino de modo pacífico. Sería cuestión de comprarse unas botas de agua y un chubasquero para no renunciar a mis paseos. Es fundamental hacer ejercicio para mi cuerpo y para mi mente. Ya casi no voy a los bares, ya casi no escribo nada, ya casi no hablo con nadie. Pero al paseo no quiero renunciar. Es mi modo de expandir mi conciencia. Mientras doy un paso tras otro, mi mente va hablando, resolviendo alguna incógnita de esas que les gustan a los callados, a los absurdos, a los inexpresivos. Y se llega a una mesa donde tomar un café y luego, de vuelta otra vez.
Las gentes caminan, se casan, tienen hijos, van al bar, callan todas sus cosas, como si fueran top secret, dicen gilipolleces que nadie entiende, como por ejemplo: ya no vas por allí. ¿por donde voy?, ¿qué es allí? Hablan en un tono transcendente cuando hablan para no decir nada, hay que preguntar por cada cosa dos veces a ver si dicen algo. La inexpresividad es su norma. Callan los asuntos a ellos referidos como si uno no pudiera averiguarlo, como sus ladronicios, sus cabreos, sus estupideces. Se da dinero por no verlos, por no saludarlos, por no oír nada de ellos y sí oír paridas de sus bocas. ¿Y esas zapatillas tan originales? Son del Corte Inglés. Ah, vale.
A mi modo de ver, el matrimonio es un juego de poder, de mandamases, de expandir la personalidad de uno a costa del otro. Hay gente que se ha casado o juntado que ha perdido toda su voluntad en la del otro. Y toda su forma de ser que tenía antes. Si era generoso, se ha vuelto rácano, como su pareja. Si fumaba, ha dejado de fumar, como su pareja. Si era sociable y amable con los demás, ya no lo es, como su pareja y se mete en casa y no ve a nadie. Si le gustaba pasear, ya no pasea porque su pareja tampoco lo hace. De correcalles, se vuelven hogareños. De ser alguien, pasan a no parecer nadie, de lo opacada que queda su imagen pública por la pareja. Te casaste, la cagaste. Te casaste, te han vuelto como un calcetín.
Tú Llegas a una librería y está llena de libros. Has de escoger aquellos que te vayan a gustar. Miras en la solapa a ver de qué va ese libro que tienes entre las manos. Va de la propia literatura, va de un escritor. Y te gusta que ese libro vaya de un escritor pues tú pareces un escritor. Un escritor que solo ha publicado "El profesor enfermo". Pero con esa publicación se da por contento pues trata en ella del desconocido mundo de los profesores interinos y la enfermedad mental. Dos temas interesantes y muy desconocidas por el público lector, que solo parece saber de crímenes ficticios y horrendos. Mi libro es muy interesante, se parece un poco al "Lazarillo de Tormes" (servicio a varios amos). Mi libro es bueno pero no me dejan hablar de mi libro.
Hace algún tiempo, me salían mejores blogs que estos que escribo estos días. Se me ha ido el vuelo poético, el don de la ebriedad creadora. La pena es que no domino los adjetivos adecuados para definir sentimientos, colores, penalidades. Estoy contento estos días de agosto, es lo que sé decir. Si hubiera la posibilidad de poner los pies en una playa, sería indefinible mi dicha. Sería un subidón de dopamina lo que me ocurriría. Dopamina hasta la manía. Dopamina para tirar todo el año. Las oscuras alas de la golondrina vendrán este verano a decirme lo de siempre. Nosotras nos vamos, tú te quedas.
lunes, 18 de agosto de 2025
Ayer salió un tipo en la tele, ingeniero de montes, que hablaba del estrés hídrico (sequía) que sufren los árboles del Retiro. Y se les caen las hojas. Pues digo yo que por qué no los riegan. Los álamos que veo por mi ventana están verdes, no se les caen las hojas. Debe de ser que tienen las raíces muy profundas de donde sacar el agua. Porque estos álamos son imponentes, de unos troncos de un grosor muy grande. Las palomas surgen de los tejados y van al suelo donde picotean la comida. Las urracas dan más vueltas, suben y bajan, andan de allá para acá. Graznan cuando otra urraca se mete en su territorio. En Madrid, ya se prepara la vuelta al cole. El dinero se ha acabado. Los libros son caros, el uniforme es caro. Hasta la tortilla de patatas sale cara a la vuelta.
domingo, 17 de agosto de 2025
A veces leo la Biblia, el libro de la sabiduría, y me quedo entusiasmado de cómo el autor de ese libro valora que un hombre sea sabio. No erudito, sino sabio para el Señor. Yo he ganado cada euro que cobro, yo he ganado mi piso a pulso. Mi dinero y mi piso irán a parar donde yo quiera. Cuando sea viejo tomaré las oportunas medidas para repartir mi patrimonio. Igual que aquel coronel. He vuelto a leer "Fortunata y Jacinta", voy por la página 147. Qué bonitos personajes, esa Fortunata tan guapa y esa Jacinta que sueña con niños y no los puede tener. Le olía la boca a patata cocida envolvente.
Yo, por primavera, tenía la habilidad de hacer de este blog un ejercicio poético. Ya he perdido esa habilidad. Ahora no me salen más que churros de actualidad aburrida. Iré a ver a los de Colón. Ha venido a la charla un tal José que es barrendero y se aprende mucho de él. Es un buen tipo que está de vacaciones y ha tenido a bien juntarse con nosotros y hablar. La vida sigue su curso, su curso variopinto. Cuántos habrán dejado la Tierra hoy. Cuántas almas habrán subido al cielo tremendamente, brutalmente, sabiamente. Todo es un pasar, escribir esto es un pasar. Todo pasa y todo llega pero lo nuestro es pasar.
Se sienta en la butaca y ve pasar el tiempo. ¿Es bueno, es malo? El tiempo lo dirá. Los geniecillos verdes que andan en los bosques han tenido que salir corriendo delante de las llamas. Esto es escribir por escribir, no tiene más sentido. El Retiro luce su laguna, su estatua del ángel caído, su arboleda fantástica y sus calles anchas para acoger a todos los madrileños que deseen pasearlas. Sería un lujo vivir al lado del Retiro madrileño. Las vidas de los muertos no importan a ningún político. La gente muere y ya está, se va a otro mundo pero los políticos siguen enredando, tensionando la convivencia. Le olía la boca a cocido, a cocido rancio.
Qué le estará pasando al probe Miguel que no sale. Tiene de excusa al calor pero más excusa es la manía que ha cogido a la gente en general. Eso sí, duerme bien y lee libros, sustitutos de la gente. Los soles se suceden imperando los incendios, que no se abaten. Los pequeños petirrojos del pino andan de rama en rama piando tenuemente, no los vayamos a hacer algún daño. Hoy para ti la vida sale, sale. Puentecito santo. La gente que iba a Galicia en tren se ha quedado en la estacada. En una estación a ver si los llevaban en autobús a la tierra añorada. Oh, Dios mío, cómo le olía la boca a patata cocida.
sábado, 16 de agosto de 2025
Lo único que consume es aburrimiento y hace reflexiones tontas en un cuaderno. Se sienta en la butaca y espera a la nada, al vacío interior, a la rebatiña. Es tonto. Se busca su propia ruina mental. Parece mentira que no espabile con el historial que tiene a sus espaldas. No quiere ver a nadie, no quiere hacer nada, ni siquiera comprar el pan. Va declinando de su obligaciones para con sus amigos y para consigo mismo. Ya he dicho que es tonto. Es muy tonto porque él mismo se mete en la cueva de la sinrazón. Pero espero que salga antes de que sea demasiado tarde, de que alce la voz para decir tonterías.
Este verano pasa como un incendio, como la forma que tiene la suerte de enredarse en el azul. Poco a poco, todo pasará y llegaremos a septiembre de alguna manera. El dolor de pasar calor ya lo he experimentado. Pero poco. Los paseos han sido buenos para la circulación de la mente. El día ha traído la soledad del que se mete en casa. La gente no es mala en sí misma. La gente respeta el turno de palabra, las mentiras y los ocultamientos. La gente es buena. La gente es mejor. Es más saludable charlar un rato de naderías que escribir que los adolescentes tienen adicción a internet. El mundo se acabará, mi mundo. Tras vivir tontunas de unos y de otros, el mundo se me acabará y cederé mi cuerpo a las nubes del cielo.
Como un óleo de paz, colores y amistad se extiende mi vida por el mundo. Los pocos que me conocen saben que soy sociable, amigo de los amigos, con una palabra siempre en la boca para ellos, para agradecer o para preguntar por su vida. No me desvío de las buenas costumbres, siempre quiero que, en mi presencia, esté la gente a gusto, aunque me valga solo de la palabra para ello. Me gusta charlar sin encender la ira ni la animadversión del interlocutor, así que no hablo de política ni de religión ni de fútbol. Sé llevar una conversación pero aquellos que no dicen nada me echan para atrás y no deseo estar mucho rato a su lado.
Una mirada hosca, un desacuerdo por las palabras dichas, un enclaustramiento duro. Me preocupa. La gente que se mete en casa y no sale a lo mejor acaba mal. Pero en casa hay mucho que hacer. Yo tampoco saldré hoy de casa por el calor. Ayer hizo mucho calor. Le temblaron los labios inferiores como si buscara enfrentamiento. Está de un modo defensivo, susceptible por cada palabra. Habla mal de la gente, de toda la gente. No quiere ir ya más a ver a los amigos. Ya solo tenemos esos amigos. En casa, aparenta tranquilidad pero escribe unas cosas muy raras. En fin. Habrá que transigir.
viernes, 15 de agosto de 2025
Prendido de su chaqueta llevaba un clavel. Era verano. Empezó con esto del güisqui coca como de pequeña empezó con las muñecas. Tuvo una hija, la tuvo que dejar a la comunidad para que se la criaran. Ya no la ve. Desde que la dejó en un bar toda la tarde de fútbol, allí, entre los hinchas vociferantes, se la quitaron porque la niña casi muere de sed y hambre y chillidos. La gente del bar la conocía y dijo a la policía, eso, que la había abandonado. Lleva un clavel en la chaqueta. Fue a la sierra, a desintoxicarse. Se la ve con un tipo de catadura aviesa. Menos mal a su padre, que le pagó la clínica. Ya no bebe. Se ha quedado embarazada. Ya no volverá a olvidar a su hijo en un bar. Le han dicho los médicos que tiene cirrosis. Lleva un clavel en la chaqueta.
Si voy al pueblo por las fiestas, llevaré la cartera llena para invitar, claro. Como hay gente allí que solo tiene para pagar lo suyo, pues voy yo y le pago hasta lo suyo. Es que el dinero es muy bonito tenerlo intacto en el banco. Los que se me arrimen, pueden contar con mi cartera. Un día es un día pero siete, una semana. Aún así, por un día, que no quede: calamares, croquetas, gambas, todo va de mi cuenta. Y por la noche, cubatas de todo tipo: ginebra tónica, güisqui coca, ron limón, etcétera. Ya digo que un día es un día y el dinero es para gastarlo aunque sea en vicios ajenos.
Yo he estado en el mar menor, en Santander capital, en Laredo, en San Vicente de la Barquera, en Santiago de Compostela, en Cádiz, en Zamora y en Valladolid. Y en muchos sitios más. Estoy tranquilo y feliz en Majadahonda, que es un sitio bueno para pasar el verano. En Majadahonda hay cine de verano, cine de invierno, centros comerciales y tiendas chinas para comprar pan y bolsas de patatas fritas. En Majadahonda siempre hay alguien con quién charlar. Y se puede pasear por su gran vía para matar el rato. En la petanca también me lo paso bien, viendo cómo un hombre con sombrero dice por dónde hay que tirar la bola. Y luego, también puedo ir a dar una vuelta por el Rodilla o los cien montaditos.
La gente se va a las playas y quita bultos de las ciudades del interior. No muy tarde, el bulto que quiten será definitivo. La vida es breve, el arte es largo. Pasa el tiempo y todo se atempera. Las uvas de las vides ya tienen el mosto en el culo. Los álamos de la ribera transcienden toda idea de permanencia. Los álamos y los pájaros quedarán, nosotros, no. Nosotros tenemos el camino trazado. El camino es el camino, no hay otra solución. Mientras, podremos rezar, si así nos consolamos, o cultivar el espíritu viendo cómo los niños nos dicen verdades, nos afean esa idea de perdurar en el mundo, como si fuéramos simiente. Vita brevis est. Cave ut animum est cautivus idea.
jueves, 14 de agosto de 2025
Ojalá un viento fuerte trajera la mar. Ojalá que tu nombre surgiera del sol. Ojalá mis deseos se cumplieran como se cumplen las malditas horas. Andando, andando surgen los amigos. La luz de la mañana me afecta en el hígado, no en el corazón como a todos los poetas. La vida se retuerce dormida en un rincón. Va pasando el día y los anhelos de libertad van muriendo guillotinados por el ocaso. Muchos duermen la santidad común, la esperanza de la luz de su rostro. Unos ya están llenos de gloria y otros luchando por ella. Pero yo no me encuentro triste por muchos esfuerzos que hago por sentirme eso, triste.
Comeré mañana con Paco y mi padre. Iré a casa, meteré un libro en la bolsa y me iré a Moncloa. Allí, cogeré un autobús a Segovia. En Segovia, otro autobús a Zarzuela. Habrá actividades lúdicas en el pueblo con motivo de las fiestas. Participaré en ellas. A lo mejor, hay juego de rana o de calva o de frontón. Tengo una raqueta en casa. En la casa del pueblo. Iré a una casa rural, la más apartada de la plaza y me ducharé y esperaré leyendo a que llegue la noche. Cuando llegue la noche, me iré a la plaza, al baile. Y beberé cerveza sin alcohol y coca cola. Me acostaré y el sábado estaré de vuelta.
Que conste que he escrito un libro que se llama "El profesor enfermo" y que se puede adquirir en Amazon y en la Casa del Libro. La vida de un profesor interino no es muy conocida, no sabe la gente los sacrificios que comporta. En ese libro lo podrán saber. Luego tengo la historia de una divorciada a la que una voz, en sueños, le dice que vaya al sur y esta se va a San Cristóbal de los Ángeles, donde vive diferentes aventuras. En San Cristóbal estuve yo un año casi entero dando clases. Es un barrio pobre, lleno de necesidades y los alumnos allí no se dejaban dominar ni enseñar pero yo, con paciencia, los enseñé. Vaya si los enseñé. Lo cuento en "El profesor enfermo".
miércoles, 13 de agosto de 2025
Nos lo montamos mal mi hermano y yo por no ir a las fiestas del pueblo. Deberíamos ir a oír un poco de música, a charlar con los vecinos del pueblo, a beber unas coca colas y a bailar, si se terciara. La vida es muy breve y hay que disfrutarla. Paco no quiere ir y yo podría ir en autobús y alojarme en alguna casa rural de las que hay pues creo que mi sobrino ocupa la casa esos días. Iría por la tarde, ya comido, y esperaría a que comenzase la fiesta leyendo los libros que tengo para leer. Iría el viernes que es la Asunción, mejor que el sábado, no sé por qué.
Voy a buen ritmo de lectura, lo que me satisface y me enorgullece. Son dos libros muy buenos los que estoy leyendo. Uno, de un caballero en la revolución rusa y otro, de una mujer que sale de Londres y aparece en Hong Kong, donde tiene un niño. La lectura enseña y entretiene, como los periódicos. Lo que pasa es que en los periódicos hay noticias y, en los libros, hay ficción. Aunque hay libros que hablan de sucesos reales como "A sangre fría", de Truman Capote. Los libros de aventuras se me olvidan enseguida. No hay libro más bonito para un chico de 12 años que "La isla del tesoro" de Stevenson.
En los "Essais" de Montaigne aparece un ensayo sobre la tristeza. Quizás no es lo que siento yo sino una desilusión más o menos honda. Un salmantino alquila un piso en Murcia. Y yo no alquilo nada. Esa es la desilusión. Pronto llegará septiembre. Y no he visto la bendita playa. Esa es la desilusión. No veo por el ventanal más que la curva que hace la farola, algún transeúnte y coches, muchos coches que aparcan o se van. Así es cómo cunde la desilusión. A Dios gracias, no cunde la tristeza, solo la desilusión. La desilusión es llevadera, a lo mejor un día se arregla. Las playas cuentan cuentos a los que las pisan. Yo no me sé ningún cuento de playa.
Si yo ejecutara aquí un poema en prosa como los de "Platero y yo", me daría por satisfecho. Pero no es mi día poético, no es mi día de pensar en grandes cosas que la humanidad ha hecho para mí. Me dan envidia las fotos del Facebook de gente en la playa, me pongo malo de pensar que quedan muchos días como el de hoy por pasar. Quizás haya un mundo abierto y cercano para los que, como yo, se ausentan de la civilización veraneante. Quizás me pierda en palabras como estas para no decir nada. Las farolas ahuyentan la posibilidad de hacerme rico en experiencias. Las señales de tráfico son para otros, que no para mí. A 20 voy por mi vida, pisando algún charco de la tormenta de ayer.
martes, 12 de agosto de 2025
Hoy iba a hacer un gran discurso. Se ha quedado todo en agua de borrajas: mentiras, intentos de imposición por todos los lados, como siempre. Ojalá se los llevara a todos la corriente y desembocaran en una playa maldita llenita de brea. No estoy nervioso sin embargo. Que acabe todo como tenga que acabar y punto, como dicen los soberbios. Y punto, como dicen los que mandan. Y punto, como dicen los chulos de barrio. Al anochecer, la vida creará una barrera inmensa contra el muro, contra el muro de los hombres que se creen algo en esta vida. No habrá más discursos ni más pensamientos.
Las vacas se quedan mirando al tren. Los gatos andan por los tejados, expuestos a una caída de pie. Nosotros caemos, caemos en la rutina, en el pecado, en la soberbia y en otros defectos propios del ser humano. Yo creo que no se puede ser tan insulso ni llevar unas zapatillas exclusivas del Corte Inglés. No me gustan los soberbios, esos que dicen al final: y punto. La gente debería ser más humilde, transigir con la voluntad de los demás y no imponerse con altanería. Los seres humanos están transidos de soberbia, de que ha de hacerse lo que ellos digan. No respetan ni a Dios, los muy altaneros.
Resuena todo como una colmena azul, como una colmena dulce y tranquila del campo. Hoy no hay calabazas, higos ni membrillo. Por septiembre quizás. Aduce el viejo que hay que servirle bien. El joven se retrepa en el sillón y no quiere hablar. Interviene una señora que no ha hecho en su vida más que el gilipollas. Y ya todo es confusión. La colmena se agita y las abejas surgen al aire y quieren defender a la reina y pican, pican a todo bicho viviente. Eso pasa por ir en contra de los acontecimientos y el sentir de los demás. No intentes hacer fuerza a nadie, dice un refrán chino de Confucio.
Cuatro costados bañados en los mares (Cernuda), ausente en los días en que el verano anuncia su calor. Se mete en el agua salada, tus ojos me recuerdan las noches de verano. Tus pies, esos pies tan raros, circulan como cuerdas de un instrumento muy antiguo, quizás, de los persas. Y, como un dolor antiguo que viene de mi familia, todo tiene que ser como lo piensa mi hermana y mi padre. Las lunas ya cantaron su canción en noches desestrelladas. Las lunas son sabias y me darán la fuerza de decir que no a los eruditos a la violeta que en el mundo son.
A la fuerza tenía que ser que Arturo nos llevara en su coche, pero Arturo no estaba de humor y no quería conducir. Así que Luis intentó convencer a Pedro y a Ana para que fueran en taxi. Como no cedieron, empezaron las llamadas a Arturo. Y Arturo los mandó a los dos a la mierda. Luego, al comprobar ellos mismos que Arturo no cedía, planearon ir en taxi. Los olmos añosos respiran por sus hojas una respiración pausada y silenciosa. Llenan el ambiente de oxígeno, de frescor ante la ola de calor. Otra ola de calor. Muchas olas de calor. La vida se arrebuja en la mañana, se contonea por la tarde y llena de decepción a los obtusos.
Esta semana vamos a comer pasta en ensalada. Con atún, huevo duro y pepino. La cosa está así. Tu destino es escuchar lo que te dijeron en la cuna. El calor vence la voluntad de salir a la calle. Ola de calor para los españoles, incendios. Mejor, salir a eso de las 8. Yo tengo que hablar con mi padre. A propósito de Henry. Los amores se viven cuando el corazón palpita fuerte. Luego, no son amores, son convenciones. Adonde se concierta fuerza y gracia, allí está la creencia. Los rezos llegan al Señor, que espera tranquilo a que desaparezcamos de este mundo traidor. Voy a beber agua. Es el mejor antídoto contra la sequedad del cuerpo.
lunes, 11 de agosto de 2025
Tenían que ir en taxi al pueblo porque Daniel se había negado a ir y era el que conducía. Bueno. No era muy grave. Se llamaba, se pagaba el taxi entre los tres y ya estaba. Pero no. La burriciega de Marga se puso a llamar a Daniel, que cómo nos haces esto, que por qué no quieres ir al pueblo. Daniel la bloqueó el móvil. Marga se enfadó aún más y quiso verle, a Daniel, para decirle lo malo que era. Hasta que Miguel se cuadró y le dijo a Marga que dejara ya en paz a Daniel, que nos fuéramos al pueblo y en paz. En el camino, Marga siguió maldiciendo a Daniel hasta que yo intervine y le grité: déjanos en paz a todos, ¿vale? Y Marga se puso a llorar. No he conocido una chica más gilipollas y cansina.
En un instituto, hice migas con una profesora de inglés ya talludita, casada y con hijos. Le pedí que me ayudara con unos documentos para la inscripción en la oposición de ese año. Y me dijo que la acompañara a su casa. Me llevó en coche y arreglamos los documentos. Vinieron los hijos suyos, adolescentes pero muy sensatos y obedientes, serían una rara excepción. E iba a sacar la comida para los cuatro. Yo le dije que me tenía que hacer unos análisis esa tarde y decliné a tiempo. Sacó del frigorífico una pasta marrón que me dio verdadero asco. Me dijo que eran albóndigas del otro día y ensaladilla rusa pasadas por la túrmix. Me dio tal asco que di una arcada y dije que se debía al estómago vacío que tenía. Hay que comer bien, pasar alguna hora en la cocina para no dar estos espectáculos asquerosos, es mi opinión.
Yo no descanso. Yo sigo escribiendo blogs y haciendo empanadillas (me han salido comestibles pero feas). Me gustaría estar en la campiña inglesa porque ahora recuerdo un libro que me regaló una chica japonesa en la facultad. En ese libro, llamado "Los restos del día", sale una descripción magnífica de ese paisaje inglés. Al leerlo, dan ganas de estar allí. Es un paseo que un mayordomo venido a menos da en un coche para llegar a una granja o algo así. Es muy bonito el recorrido. Es asqueroso que siendo tan grande el mundo, yo no me atreva a recorrerlo. Es como tener una mochila de piedras en la espalda que te dijera: no puedes, no puedes. Me quedan los libros.
A Emile Zola le pusieron una multa de 7000 francos y un año de cárcel por defender a un judío. Murió pobre, claro. Una cosa es defender una causa y otra es que pringues por motivo de esa causa. Zola escribió "Naná" que es la historia de una prostituta que se mete a hacer teatro (a salir desnuda en un escenario se entiende) y todos los jovencitos de clase alta (los que podían ir al teatro) se la benefician. Naná pasa un tiempo a cuerpo de rey hasta que el chollo se acaba y luego, pasa hambre y necesidad por las calles de París. Actualmente, hay muchas mujeres que enseñan su cuerpo y viven de él, de lo que dejan ver. No sé si las pasará como a Naná, cuando llegue su ocaso, pero se podrían ver en esa tesitura.
Yul Bryner, desde los 12 años, se fumaba 5 paquetes de tabaco diarios. Murió a los 65 años. Fue un gran fotógrafo, embajador de la ONU, cantante y actor. Hablaba 6 idiomas. Decía que era hijo de una gitana. Pero se lo inventaba. Siempre inventaba sus origines para burlarse de la prensa. En realidad, era ruso, hijo de un arquitecto y una cantante. Apareció en la película "Los siete magníficos" y otras más. Su calva era mítica en Hollywood. Se afeitaba la cabeza por sugerencia de su representante. Es verdad que le gustaba el mundo gipsy, gitano y su folclore. Yo fumo dos paquetes de tabaco. Yo no soy Yul Bryner. Yo no voy a la playa. Yo hablo en este blog de lo que me salga de las narices.
Me maravillo por poco. No veo atardeceres junto al mar ni junto al río ni junto a la montaña. Los caminos están vedados para mí, que no me muevo del sitio. Tengo este blog para contar miserias, solo faltaba que no pudiera contar mis miserias en este blog. Somos sombras de algo, del cuerpo, del alma nuestra. La vida parece decirme que no hay holganza para mí. Que debo permanecer en el puesto y por eso escribo esto. La vida parece decirme que soy un enfermo, que no debo viajar porque me puedo poner malo y no dormir y sufrir una manía o una depresión en el sitio de mis vacaciones que nunca tengo. Ya te digo: los atardeceres me pillan siempre en el mismo sitio.
Decía Napoleón: si quieres que algo salga bien, hazlo tú mismo. Hay otro refrán que dice: eres más tonto que mandar de encargo. Las cosas, mejor, no encargarlas y menos en estos tiempos en que la empatía y la responsabilidad están en horas bajas. La gente ya no se hace cargo de la gente. Le cuentas un problema a una persona y poco más o menos que se ríe en tu cara. No hay que contar problemas a los demás. En este blog está bien contar problemas familiares o de otro tipo porque así me desahogo y no lo van a leer personas susceptibles de poner un comentario quejándose. Nadie pone comentarios en mi blog. Contar un problema en el blog es como hacerlo en el agua: pronto el olvido lo borra.
Hoy tengo que hacer empanadillas. Se ponen las obleas en la encimera. Se cocina tomate con atún y se van rellenando las obleas, que han de doblarse sobre sí mismas. Luego, se fríen. Espero que me salga bien. Pero es un rollo. Mis escritos podrían valer para algo si los revisara porque tienen muchos fallos. Tenía un amigo, que ya me abandonó, que era filólogo como yo. Fuimos juntos a la universidad. Y tuvo a bien revisarme la novela "La moneda de la soledad". Al final, dijo que era 100% publicable, pero no la publiqué. Mi amigo tenía un editor. Yo no tengo editor. Ni agente literario. Solo tengo mis escritos pelados.
domingo, 10 de agosto de 2025
Me estoy leyendo "Un caballero en Moscú" de Amor Towles. Va de un conde que es vigilado en un hotel. De tener una finca grandiosa con siervos, pasa a vivir en el sótano del hotel. Y no puedo añadir nada más. Lo que se aprecia es que el hombre no acusa demasiado el haber dejado en San Petersburgo todas sus riquezas. Lo acabo de empezar. Se lee bien. Esta tarde avanzaré un poco más. Ah, no he dicho que la acción transcurre en plena época revolucionaria bolchevique. No me gustan las revoluciones ni los golpes de Estado. Me gustan las revoluciones silenciosas que vienen con la bondad y la educación de los pueblos.
Hay una cosa en la religión cristiana que se llama la comunión de los santos. No he indagado nada sobre esa comunión pero quiere decir más o menos que los vivos y los muertos están en relación. Cuánto pensamos en los muertos, ni se sabe. Yo creo que pensamos mucho en ellos. ¿Nos trae ese pensamiento algo bueno? Si no es así, es mejor, claro está, pensar poco en ellos. Yo pienso mucho en mi madre por lo mucho que me quiso. Siempre que pienso en ella, pienso en esas horas en que estábamos viendo un concurso en la tele antes de irme a la universidad. Eran bonitos los diálogos que tenía con ella después de comer, viendo ese programa. Y también pienso en el trabajo que le dimos mi hermano y yo. Y cómo nos atendió. Y cómo nos quiso. Como mi padre también nos quiso. Y sin ellos, todo hubiera sido mucho más difícil.
Algunas veces es difícil esto del blog. Ahora mismo estoy sin saber qué escribir. No sé por dónde tirar en esto de la narración, mi imaginación está huera. Trabajos de amor perdidos, dice un verso. Y, a lo mejor, tirando de ese verso, puedo construir un blog de estos. Los trabajos de amor son muy sutiles. Siempre hay uno de los dos amantes que más soporta la personalidad y los defectos de la otra persona. Hasta que se cansa. Y la manda a paseo. Yo tengo solo una experiencia de los trabajos de amor. Y tanto me cansaron, que abandoné a esa persona y no vertí lágrimas negras sino que esbocé una sonrisa benéfica al dejarla.
Los que no creen en Dios, creen en otra cosa u otras cosas. Lo malo es que se decidan por creer en el puto dinero. El dinero corroe las entrañas de aquellos que piensan una y otra vez en él desde por la mañana. El dinero deforma el alma, la convierte en un cartón recio y correoso que no acepta el consejo de los demás, la humanidad de los demás. Los que creen en el dinero miran las cosas así: esto me aporta dinero y esto me lo quita. No doy un pavo a nadie, allá se esté muriendo de hambre. Y van al bar sin él, para no perderlo. Y para que los invite alguno que no piensa tanto en el vil metal.
sábado, 9 de agosto de 2025
Me he ganado la vida de profesor. En el libro "El profesor enfermo", cuento todas mis vicisitudes en este oficio. Le eché ganas para pasar por 17 institutos de interino y luego, sacarme plaza estudiando mucho. No todo el mundo puede decir que se ha sacado una plaza de profesor de instituto. Éramos miles a luchar por esa plaza. Mi hermano me ha dado quehacer, he tenido que cuidar de él. Quise ser siempre escritor y lo soy, mi modelo ha sido siempre Galdós, del que he leído todas sus novelas. He leído, además, cientos de novelas extranjeras y patrias, clásicas y modernas. De todas ellas, he sacado la conclusión de que somos carne, huesos, ceniza y humo.
Desde que no trabajo de profesor, mi trabajo ha sido escribir y aquí lo demuestro todos los días. Digo, en mi blog. Pero siempre tengo otros espacios donde escribir. Ahora mismo, estoy escribiendo la historia de un niño que se fascina con "La vuelta al mundo en 80 días" de Verne. Y el niño, ya adulto, quiere hacer el mismo recorrido que el famoso Phileas Fogg. Me tengo que documentar de los sitios adonde Verne situó las aventuras del gentleman inglés. Pero no lo haré exhaustivamente, solo para dar unas pinceladas a unas sensaciones que tiene el protagonista de mi novela. Escribo poesía también y ya voy por el sexto libro de poesía escrito. Total, que no dejo de escribir ni de leer. ¿No es un trabajo este? Pues hazlo tú a ver qué consigues.
Algunos sustos he tenido que vivir con mi hermano por culpa de la enfermedad mental. Se ponía violento en casa y yo llamaba al 112. Violento solo verbalmente. Una vez nos pegamos, eso sí. Pero la pelea duró segundos. Ambos fuimos conscientes del error de ejercer violencia física con el otro enseguida. Acudían policías a mi casa, bastantes. Intentaban calmarlo y lo conseguían y lo llevaban en ambulancia al Puerta de Hierro. Allí, o lo ingresaban o no. Dependía del estado en que llegara mi hermano o la evaluación que le hacían los psiquiatras. Luego, mi padre y yo íbamos a verle a las seis de la tarde a la planta de psiquiatría, hasta que mejoraba. Luego, Paco llegaba a casa y se terminaba de curar.
Quizás, solo quizás, mis descendientes podrían sacar algún beneficio de todo lo que he escrito. Mi blog tiene partes poéticas, históricas, personales (podría leerse como el diario de un enfermo mental), estudios literarios (generación de poetas del 50). Solo tendrían que acceder a este blog, leerlo, seleccionar textos y publicar lo seleccionado (también se puede entender este blog como un estudio personal de la literatura). A lo mejor, alguna editorial lo publicaría. Mis novelas tienen algunos fallos porque no las he revisado, pero quizás también podrían ser publicadas. El caso es buscar un agente literario, que va a porcentaje de lo ganado por publicación. Yo no quiero meterme en la industria del libro porque no podría aguantar al público, si es que lo hubiera. A mí no me gusta mucho la industria del libro. Escribir, sí. Aunque no tenga un público lector.
Los que piensen que vivo una vida regalada, tienen razón: no madrugo, no trabajo, hago lo que quiero. Pero estoy sujeto a una medicación. De todos modos, no me he instalado en el ocio: he escrito seis novelas, tres colecciones de cuentos, dos obras de teatro y cinco libros de poesía, aparte de más de cinco mil textos en este blog. No descanso de escribir ni un solo día. Ya voy por la página 83 de otra novela que estoy escribiendo. Leo un montón de libros para estar al día de las novedades editoriales. No me relajo del todo, no estoy todo el día tumbado. Claro, que mi trabajo no es el de un taxista o un camarero. Es el trabajo de escribir lo mío. El que no lo valore, seguirá pensando que no me merezco la vida que llevo. Allá él.
viernes, 8 de agosto de 2025
Los ríos lloran una inmensidad por la tierra. Las montañas siguen ahí después de tantos inventos, tantos tratados de paz, tantas guerras. Los árboles se quedan quietecitos y buenos tras la batalla. Y yo me quejo, me quejo con ideas, no con artimañas. Quiero ver una idea, un pensamiento, quiero que la gente se dé cuenta de qué está hecha mi historia: de padres abnegados, de otros familiares, de enfermedad, de hospitales, de esquizofrenia. Y, poco a poco nos vamos asentando, o eso parece, como los árboles que se están quietos, como las lágrimas portentosas de los ríos, como las montañas.
De todo se puede hablar si no se falta a la verdad. Las mentiras acaban sabiéndose y, cuando se saben, duelen quizás más que la verdad. Por eso yo he hablado de la discapacidad y de mi familia. Pero ese esquema de todos a la mesa ya son épocas pasadas. Mi padre es bisabuelo. Hay familias nuevas. La gente se desperdiga por el mundo. Yo, con hablar un poco de lo que he vivido y percibido no peco. Porque no invento mentiras. Lo saco de estudios que se han hecho, lo saco de mi experiencia y de lo que sé. No me invento nada. La gente anda a su interés pero su interés puede chocar con otros. A eso me refiero.
Vuelvo con el poeta y su verso: ver un pensamiento. Es bonito mezclar un sentido de sensaciones físicas con una palabra que indica reflexión intelectual. El pensamiento del hombre ha viajado en libros e inscripciones sobre la piedra durante muchísimo tiempo. Ver un pensamiento no sé bien a qué hará referencia. A lo mejor es leer en un libro lo que ha pensado el escritor. Cuando sometemos a pensamientos válidos nuestro intelecto, vamos haciendo historia de nuestro cerebro, de nuestra alma, de nuestro corazón. Debemos hacer pensamiento y ver pensamientos. De todo se puede hablar si lo que hacemos es expresar pensamientos que vemos escritos o escuchados.
Esta tarde me regala ademanes flojos, sonrisas dormidas y un amor distraído. Es un verso de Luis Salinas, de la generación del 27. Las tardes tienen por costumbre prepararnos para la noche. Las tardes nos relajan, nos van indicando el término del día. Las canciones de los conciertos vespertinos nos crean una sensación de amores dormidos, de versos de poetas muertos ya hace tiempo. Las sonrisas de la tarde son cansadas porque el día ha sido agotador. Había que hacer la comida, dar un paseo con mi hermano, ir al supermercado. La tarde nos agota, nos quiere cansados, de ademanes flojos y sonrisas tenues.
Como si a ver un pensamiento me llamaran. Este verso es de Cernuda y acaba una estrofa que habla de un amigo. Los amigos son importantes, los amigos escuchan, por lo menos escuchan. No puedes ir contando a un amigo intimidades muy serias. A los amigos no se les puede apabullar con cuestiones que vives tú de forma única e irrepetible. Porque somos irrepetibles y nuestros problemas también. Dicen que se llenarían montañas con los problemas humanos. Personas de toda índole y de toda condición tienen ganas siempre de contar sus penas a un amigo. Y, si te vuelves muy pesado, el amigo huye. Ver un pensamiento. Es una frase bonita, muy bonita.
jueves, 7 de agosto de 2025
En las familias, siempre hay algunos que se han considerado los elegidos, los favoritos. Han dado voces en las comidas y se les ha dado la razón por no aguantarlos. Han hecho y han deshecho, han averiguado de los demás miembros de la familia mientras lo suyo quedaba oculto, han mandado, organizado y estructurado desde su punto de vista quién importaba más en la familia y quién menos. Han mirado documentos de los demás, han accedido a la intimidad de los demás dentro de la familia. Y han destrozado la familia con sus imposiciones, con sus intromisiones y con la manera importuna en que tenían siempre de llevar la razón.
Es delicioso que la familia se lleve bien, se comunique, se visite, hagan planes juntos hermanos, tíos, primos. Es el escenario ideal. Pero una familia desestructurada no hace eso. Regañan unos con otros; unos quieren mandar, otros no obedecen o no entienden por qué tienen que obedecer a ese miembro de la familia. Unos se creen más que nadie. Otros están en la periferia de las decisiones de la familia. Unos quieren destacar, organizar cosas para los otros de la familia, organizar cosas que rompen la libertad y la voluntad de los otros familiares. Cuando un miembro de la familia se cree que tiene que organizar la vida de los demás familiares, la caga. Y aparece la incomprensión, el rencor, el resentimiento y toda relación acaba.
Que te mueras o no, ¿qué importancia tiene? Ya lo han hecho muchos antes de ti. Lo malo es lidiar en vida con gente que no te entiende, que desea tu mal, que va a joderte la vida. La discapacidad debería ser una condición para que los demás te ayudaran un poco o, al menos, que te respetaran un poco, que no fueran a hacerte daño. Pero no es así. La gente abusa del débil, del que no enseña los dientes y tiende la mano y saluda amablemente. No he insultado a casi nadie en su cara en mi vida, he respondido con paciencia a los ataques recibidos por mi familia o por otros. Y me lo harán pagar, quizás, con odio e incomprensión
Los apresuramientos son malos, nos crean estrés. Mejor, tomar las cosas con calma y si alguien nos mete prisa, como dicen los ingleses, al diablo con él. Muy pocas cosas merecen la pena en esta vida. El amor fraternal sí merece la pena ser cultivado. Es un amor que surge desde el útero de nuestras madres, pues de la misma bolsa nacemos los hermanos. Si yo me encontrara con un amor sentimental, con mi pareja, tengo que hacer un esfuerzo para mantener un cariño lánguido con ella. Con mi hermano es diferente: es sentimiento y sangre y bolsa amniótica y dolor de vivir lo que comparto con él.
miércoles, 6 de agosto de 2025
Atenazar el deseo de huir cuando uno no es libre, es un pecado que se paga con la vida. Porque ese que quiere huir, quiere también matar al que no le deja. La vida da razones de sobra para dejar de querer a los que siempre te han tratado mal. No los quieres ni ver, no quieres que te dirijan la palabra porque cuando te tenían que haber ayudado, no lo hicieron. Y ese pose de soberbio que dejaba el casco de la moto, decía hola, comía en silencio y decía adiós. Esos rasgos de desprecio iban contra todos. Lo único que no desprecian nunca es el dinero. Lo idolatran, lo desean con todas sus fuerzas. Son los reyes del céntimo. Sueñan desde siempre haber nacido ricos.
Al llamar ladrones por wasap a mi hermana y cuñado, mi hermana le dijo a mi hermano que era para denunciarme. Creo que sí son ladrones aunque no tengo pruebas. Pero sí sé que a la gente que quieres, no les robas ni les desprecias tanto tiempo seguido. Ni abusas de ellos, ni los manipulas, ni los maltratas psicológicamente ni les llamas maltratadores. En fin. Las gentes malas que apestan la tierra no sé si lo hacen por ellos mismos o es un olor que se les pega mientras andan en la vida, metidos en negocios turbios, deseando lo del prójimo, envidiando, matando la ilusión de la gente que los rodea.
Ya me he enterado de que en España, donde hay un enfermo mental, hay un abuso intrafamiliar. Lo que yo noto de mi familia es una indiferencia brutal, cuando no, desprecio. Lo he notado toda la vida que, de alguna manera, nos han tratado como inocentes o tontos, ninguneándonos siempre. Una vez mi hermana me llamó al móvil para que fuera corriendo a casa de mis padres simplemente para imponerse a mí y a mi hermano. Quería que lleváramos a mis padres al pueblo. Y le pregunté que para qué y no me contestó. Nunca supe para qué querían que los lleváramos. Tomé medidas en casa por si acaso no quisieran entrar en ella, como hizo alguno de la familia, como nos robaron las llaves de casa en el hospital, etcétera.
A mí mi familia no me ha pegado pero sí me ha manipulado. En concreto, mi hermana. Pero bueno, hace ya tiempo de eso. Lo que pasa es que yo veo a mi familia con muchas ansias de dinero. Son gente que no tiene creencias religiosas, son todas ateas. Políticamente son de izquierdas y a mí las izquierdas no me gustan. Son gente que solo cree en los bienes materiales. Solo creen en el dinero. Cuando mi padre muera, seremos mi hermano y yo su objetivo o eso creo. No creo que nos dejen en paz. Porque mi piso y mi dinero quieren que sean suyos. Este es el esquema. Son muchos en contra de mí y de mi hermano. Hay que hacer algo.
Las marisqueiras cogen marisco de la playa. Los leñadores cortan árboles y la familia de los enfermos mentales no ven la hora de quitarles el piso y sus ahorros. Todo lo tuyo es mío es el eslogan de la familia entera, no solo de uno de sus miembros. Pero no van a ver ni un duro mío. No verán nada pues nada se merecen. La gente se cree que los enfermos mentales no tenemos recursos y vivimos como los tontos. Yo soy enfermo mental pero no tonto. Nos pueden ningunear, como hacen y han hecho siempre, pero la voluntad mía de independencia personal y económica no me la van a quitar nunca.
He leído en internet que la enfermedad mental y los abusos familiares al enfermo mental están intrínsecamente unidos. Las familias manipulan a los enfermos económicamente y psicológicamente. Incluso les pueden pegar en algunos casos. No me andaré por las ramas cuando ese abuso, que ya he sufrido por parte de mi hermana, se manifieste otra vez. La vida da muchas vueltas y mi familia nos desprecia a mi hermano y a mí, excepto mi padre. La ultima intervención de mi hermana con Paco fue para llamarlo maltratador. Mi hermana se hace la víctima y culpa al que sea.
Comemos en un sitio que llaman El Toro. Ayer en la biblioteca vi a un tipo que tomaba notas en una libreta de textos legales. Ese tipo comía todos los días en el Reina Sofía, centro de mayores. Hablaba con otro tipo del gobierno y las leyes. Azorín fue un hombre que entendía de leyes y que promovía la fuerza bruta para la revolución. Luego, cambió de ideas y se hizo más adicto al régimen español, siempre tan desastroso en política y sociedad. Van ya más de 300 ahogados en piscinas y playas. La gente no sabe nadar o hace cosas imprudentes y las paga con la vida. La vida es muy dura. Mueres ahogado, mueres manipulado.
Las alas de los insectos cayeron en el césped de la urbanización. Todos los insectos murieron al pie de los olmos. Solo una mariposa blanca me rozó la mejilla y voló por encima de mi cabeza y se subió donde nunca podemos subir los humanos. Es triste decirlo pero este verano me encontré con un hombre desolado lleno de reproches al que estaba hablando por el móvil. El pastel no me gustó pues yo estaba preocupado pero el descafeinado me sosegó, me sentó bien al cuerpo. Luego, ya subí a casa y a mi hermano no le importó adónde había ido yo. A mi hermano no le interesaba nada. Y con nada se quedó
Es el desafío, es el estar defendiéndose constantemente, es el despreciar al otro, es casi insultar por nada. Es censurar de lo que se habla, es no estar nunca conforme con el otro, es mentir descaradamente sobre hechos de los que se hace la víctima. Todo ello en un ambiente opresor y tiránico. Pero todo va bien si se es flexible, si no intentas quitarle la razón. La pena es que nadie ayuda. La familia manipula, nos tiene en menos y si puede, va a abusar de nosotros porque la enfermedad mental y el abuso van de la mano. Me llama porque he tenido una diarrea, la gilipollas. ¿Y cuándo nos peleamos Paco y yo? No. No llamó a ver cómo estábamos.
Ayer por la mañana, mientras desayunaba en un bar, un tipo me metió un rollo sobre Comillas, sobre Soria, sobre gilipolleces que yo no quería oír. Me fui después de tomar un zumo de naranja. Me molestó que ese tipo me metiera tal rollo de sus vacaciones con sus hijos en Comillas. Luego vine a casa y la cosa no mejoró. Estuvimos Paco y yo metidos en casa por culpa del calor casi toda la tarde. Fui a ver a mi padre, fui a la biblioteca, fui a tomar café con pastel a una pastelería, paseé. Paco no fue a ningún sitio. Después de cenar, fui a Jardinillos y observé a la gente. La gente iba alegre, matrimonios con hijos, señoras con hijos, gente con perro, etcétera. Y luego, ya en casa, parece que fue mejor la cosa porque mi hermano ya no renegaba tanto de la gente y dijo que un tipo que conocemos no es tan malo como él pensaba.
Es un histriónico nato que necesitaba siempre de un público. Decía que se tiraba mañanas y tardes llorando en la cama. Decía que tenía una enfermedad mental que no tenía. Nunca estaba deprimido, ni mentalmente alterado, nunca ingresaba. A mí me dijo una vez que él ingresaba por traumatología cuando se chocaba con la moto. Decía eso, que cuando estaba mal de la cabeza cogía la moto y hacía locuras. El otro día en que me fui a meter en facebook, me pedían 6 pavos para entrar. Y el otro día, me venían 68 notificaciones de este histrión. Es una persona bárbara, exacerbada e imprevisible.
martes, 5 de agosto de 2025
Uno agua la fiesta, otro se pone hasta arriba de ginebra tónica. Mira: en España está la cultura del cubata y la cultura del botellón. Y responde el interlocutor: ¿y te parece poco? No me parecería poco si ello llevara a algún lugar. Sánchez Dragó decía que la violencia de género se gesta en los botellones. El respeto humano es difícil de conseguir, no todo el mundo tiene en cuenta al otro, le escucha detenidamente. Pero escuchar detenidamente a un bla, bla, bla es imposible, es insufrible. No hay Dios que aguante que te cuenten cómo es Santander de punta a punta. Hay que convivir con la enfermedad mental que se extiende como el fuego.
Ayer por la mañana me encontré con Paco el de Ceuta, Alejandro y Alonso, que iban a las loterías, a mi sobrino Carlos con sus hijos, al coyote, a Carlos el gallego y a Antonio. A mi padre y a Eva. Todo ello en la Gran Vía. Hoy, sin embargo, solo he visto a Ángel bla, bla, bla. Los días no salen como uno quiere, sino como el destino te tiene hecha la trampa. Los días son como regalos inesperados a veces y otras como un garrotazo inmisericorde. Las gentes van y vienen y a veces se cruzan en tu vida inesperadamente. A ver si mañana sale todo bien y me encuentro con la dicha y no el desastre.
lunes, 4 de agosto de 2025
Procedimientos narrativos: primero elegir un lugar donde transcurrirá la acción. Quizás una avenida muy larga o un hotel. Quizás mi pueblo, que está cayendo continuamente a la lona y parece que anuncia ruina. Luego, los personajes: gente de pueblo o dandis o exquisitos de la ropa o mozalbetes con ganas de mojar o una bruja de ciudad. Luego, los diálogos. Hacerlos comprensibles entre la gente de pueblo y los exquisitos de la ropa. O entre los dandis y la bruja de ciudad. Luego, el asesinato: últimamente no hay novela sin asesinato: que la bruja mate al dandi o el de pueblo mate a un mozalbete. La manera de matar es igual pero debe ir con mucho misterio. Por ejemplo, la bruja echa las cartas al dandi. Como el dandi se cabrea, mata a la bruja en una hoguera en mi pueblo, a la salida de mi pueblo, en Cuatro Torreznos, por ejemplo. Y ya está hecha la narración sin que sobren muchas líneas aburridas.
La casualidad hace todo pero dice poco de los que se encuentran. De todos modos, la llamada es de descendiente a ascendiente. La vida da pocas oportunidades de conocerse, cada uno va a su bola, como he dicho en varias ocasiones. Lo que pasa es que algunos van sin bola ni nada a los sitios, así que se aburren, pobrecillos. Mi hermano me dice que no hable de la familia y yo le hago caso últimamente. Terminaré por olvidar hasta de quién soy pariente. Hemos ido a Madrid, a la FNAC y he comprado un libro. Veo más páginas con tinta que familiares en todo el año.
domingo, 3 de agosto de 2025
Está el tinto de verano y está el tonto de verano. El tonto de verano va a la playa y se junta con otros tontos que pueden ser de verano o de todo el año. Y luego, daré un paseo constitucional, de pensamiento libre y sin tapujos. Para eso están los paseos míos, para aclarar la mente de insidias antiintelectuales. Y luego, jugaré al ajedrez pues he ganado a la máquina ya siete partidas. No está mal. Y me tumbaré en la cama siempre que quiera. Con la calor, con las moscas, los mocos de los niños, qué tarde más buena hemos pasado. Y ya está, tampoco hay que hacer grandes cosas para ser feliz. Viva el día de los truhanes.
Padre está contento, saluda con efusión: qué tal están ustedes, como los payasos de la tele. Y nosotros: bien, muy bien. Las constelaciones dicen que me enamoraré hoy a las 5 de la tarde. Esperaré sentado pues de pie me voy a cansar. Y luego, el paseo longo, intelectual y pardo como una alondra. Valle Inclán era único poniendo adjetivos y relacionando palabras, eso de colorín, pingajo y hambre. Yo no soy tan artista como Valle Inclán, que era gallego y no se sabía si subía o bajaba la escalera. Yo bajo siempre la escalera, la bajo a ultranza, a golpe de cadera, al vaivén de mis piernas aceradas.
Cómo trata a sus amigos. La llamas, no contesta. Luego quiere caer bien. Qué doloroso sentir te hace sentir. Por aquí, lo de siempre: un banco, un diario azul, unas gambas del Ahorramas a la plancha y poco más. Diríase unas luces amarillas producidas por el sol. Y luego, a la tarde, un paseo largo, pensativo y cándido. No cocino estos días. Bueno, decir no cocino es demasiado. Que no me meto en la cocina, ya traídos del supermercado los avíos. Solo para mí, unas gulas del Norte y jamón con melón para mañana y pasado. Pero no vayan a pensar que estoy triste. Estoy más bien entretenido con la novela y el ajedrez del móvil.
Agazápate tras la roca. No digas ni mu. Piensa que pronto las alas de los insectos caerán al suelo, diseminarán su membrana azulada. Y tú pasearás como pasearon los romanos por Roma buscando sus piedras filosofales. Comeremos juntos, para no caer en inventos fantasmales. La vida discurrirá llena de errores de apreciación de las cosas por desconocimiento. Acaso una chica llame al móvil insistentemente. Pero nunca el placer fue tan tremendamente cercenado. No estamos para salir disparados, sino para permanecer quietos, encadenados a una historia francamente mala.
sábado, 2 de agosto de 2025
Toma la parte mejor de cualquier cosa. Habita las tardes comiendo chocolate y anís. Y no llores nunca. Las discusiones tardan poco en hacerse agua para el corazón. Es muy importante acordarse del otro cuando el otro está enfrente de la luna con la pálida piel reflejando la pena. Para comer, solamente un poco de pan. Las alondras del verano aparecerán muertas en cuanto llegue el dolor de las noches. Me han dicho que no tantas veces que ya no aguanto una mano tendida. Es mejor ser bueno en este mundo que disfrutar al lado del sufriente. Los que disfrutan hoy tendrán tiempo de llorar y llorar. Una piedra en el camino.
Como la vida misma vas conmigo. Como el río acoge a los peces, así te llevo yo en mi corazón. Y siempre estarás en ese sitio que te gusta, en la planta 12, donde la brisa parece olímpica y la coca cola helada espera en su botella. Si yo entendiera de corazones dolidos, te envolvería el tuyo en una gasa rosácea y limpia para que no llorara nunca. Si la vida fuera una corriente mágica de fiesta y alegría te cogería por los costados y te alzaría para que besaras la luna una y otra vez, a ver si la luna te diera la razón de la existencia última.
El camino sube y el camino baja. Mi deseo es un vaivén en el camino para poderte ver otra vez muriendo de cordura. No vengas a mí echando pestes de la montaña. La montaña está muy lejos. Y tú me estás echando el aliento, un aliento vinagroso y abstemio de licores. La parte de tu ser que incita al odio se está volviendo más aguda que una aguja. Pero saldrás adelante si conversas con la tapia del colegio, con la parada de autobús, con la cercana acera de los nadies. Y como compensación a tanta barbarie de tu boca, te diré que tienes un amigo a tu lado, un buen amigo para siempre.
Titánica alegría que se envuelve con una niebla gris como el pantalón de tu tío. No volverás a dormir a oscuras, en completa emoción muerta. Vivirás pleno de amor entre nosotros porque nosotros te queremos y que la soledad, por fin, no se haga amiga tuya. Y habla, por favor, habla de todo un poco aunque no entiendas nada porque hablando la pena se va. Dormían los abedules en el campo, en la dehesa de los toros. Dormían los pájaros en las ramas, dormía el sol aunque fuera por unas horas. Y todos dormíamos. Hasta que todos morimos un poco esa tarde.
Azuza el sueño, viértete en el cielo azul pálido. Que llegue pronto la noche y olvidemos la cáscara de la nuez informe. Poco a poco se irá la luz y el tuétano de los huesos se enfriará. Dime amor dónde pusiste la prudencia, la manera de decir no a la enfermedad y al desamor. Llamaste a la puerta de ti mismo y no había nadie, solo un cascarón viejo de algún desastre nocturno. Si me haces caso irás a la plaza, al coliseo de las virtudes personales. Y te encontrarás con esa puerta maldita que te dijo no una vez. Pero que hoy por la tarde pueda que sea sí. Difícil modo de pensar se acomoda en tu sien.
El labio que calla se convierte en cicatriz. La historia de este hombre se puede resumir en dos ocasiones que tuvo para hablar de cosas importantes y se mordió la lengua, como se suele decir. Este hombre estaba apesadumbrado por un pensamiento duro que se le había instalado en la amígdala. Todos eran unos cabrones, pensaba. Y no le faltaba razón. Y vio a Carmen una tarde y la saludó y le habló del último libro que había leído que resultó ser un rollo. Y, poco a poco, la venganza que trazaba se había ido convirtiendo en una operación fallida. Sin embargo, el hombre deseó llevar a cabo esa operación fallida hasta las últimas consecuencias. Y no hubo carretera.
Tu madre come bien.
Qué bien que tu madre come bien.
viernes, 1 de agosto de 2025
Hace falta tensión, necesitamos presión. Ni presión ni tensión. Y el que la busque para mí, va a salir dañado. No soy lo dócil que aparento porque no insulto y trato bien a todos, pero como alguno venga a por lo mío o a romper la paz que hay en mi casa, que se atenga a las consecuencias. Porque mi casa no la pisa ni Dios. Y menos los de mi familia. La voy a vender cuando estemos viejitos y haremos con el dinero lo que nos dé la gana, como sería donarlo a una fundación que estudie la enfermedad mental o a Cáritas o la lucha contar el cáncer. No para esos que han fundido cinco fortunas.
Mi casa:
todo lo que tengo y por la que mato o muero.
En la guerra civil de España, se mataba sin pudor. A mí me entran ganas de matar cuando me desprecian, me ningunean, me llaman tonto en mi cara encima riéndose. Cuidado conmigo. Yo me harto ya muy pronto. Ya no hay ropita de niño ni pasteles. Solo hay el desayuno de cada día. No me molestéis el desayuno porque se me crea una mala sangre efervescente que quiere matar. No lo digo de broma: hoy he soñado con que mataba a esos que quieren mi desdicha, a esos que se han reído de mí en la cara, a esos que dan gato por liebre siempre.
Líbrate de un enfermo mental
porque las cañas se pueden volver lanzas.
Durruti fusiló a todas las prostitutas que iban con los milicianos carcelarios. Y fusiló a todo el que se enfrentaba a él. Terminó con una bala de sus propios amigos revolucionarios republicanos por hijo de puta. Quiero decir con esto que todo aquel que se ponga a mandar y a imponer y a despreciar (todo lo tuyo es mío y tacitas del Alehop) puede acabar odiado, lleno de mierda porque todo aquel que se cree algo acaba comiendo mierda. No te creas algo, sigue la carrera del vecino y no tendrás problemas con los demás. El odio no se sabe cómo va a manifestarse pero si es una puñalada, en eso se traducirá.
No mandes, no impongas, no desprecies
y no serás odiado
Había una luna excéntrica enredada en las hojas del cedro de mi ventana. Mi hermano se aisló del mundo y eso siempre le ha venido mal. Ha ido al hoyo cada vez que se metía en casa y decía de los demás improperios a cada cual más feo de oír. Esperemos que, con las medidas tomadas, la vida de mi hermano se vea beneficiada y salga a la calle a ver a Bla, bla, bla, a ver a pelo pincho y a Rufino y a Moha y a Alfonso y a Iván y a Santi. El color de la vida se aprecia también en un gusano, en una carátula de araña, en un viento frío, en los calzoncillos de un soltero.
Mira por dónde viene el exquisito:
se come lo que le prepara su mujer y no se mancha ni una mota.
Están abriendo bares junto a tu corazón y te han visto donando sangre a la puerta de misa. Son dos versos de Cristina Rosenvinge. Los hipócritas no son queridos de Dios, esos que enseñan una mano amiga y otra para traicionarte. Que piensan que son muy buenos o que los demás somos sus verdugos y se hacen la víctima. Van de organizadores y luego, de atropellados por los demás, maltratados, mártires de todo. Pero luego, se van de vacaciones y dejan al abuelo en tierra. Y no le acompañan. Y solo le acompañamos sus hijos que le quieren, no los nietos ni la hija que pasan de él.
El abuelo:
siempre pensando que no ha hecho nada malo.