Prendido de su chaqueta llevaba un clavel. Era verano. Empezó con esto del güisqui coca como de pequeña empezó con las muñecas. Tuvo una hija, la tuvo que dejar a la comunidad para que se la criaran. Ya no la ve. Desde que la dejó en un bar toda la tarde de fútbol, allí, entre los hinchas vociferantes, se la quitaron porque la niña casi muere de sed y hambre y chillidos. La gente del bar la conocía y dijo a la policía, eso, que la había abandonado. Lleva un clavel en la chaqueta. Fue a la sierra, a desintoxicarse. Se la ve con un tipo de catadura aviesa. Menos mal a su padre, que le pagó la clínica. Ya no bebe. Se ha quedado embarazada. Ya no volverá a olvidar a su hijo en un bar. Le han dicho los médicos que tiene cirrosis. Lleva un clavel en la chaqueta.
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