Los asuntos, los problemas, los seres humanos un día empiezan y otro día acaban. Es la ley de la Tierra que nos acoge o nos martiriza. Los seres humanos desgraciados pasan por la Tierra penando, pasándolo mal, necesitando ayuda. Estos días de agosto, he estado bien, con la autoestima alta. No me ha dado excesiva envidia de los que están en la playa. Con unos pocos libros y unos paseos, me he entretenido bien. Ahora ando con una novela antigua que escribí. Hay que podarla, hay que cortar párrafos que la hacen engorrosa. A la vida también le sobran párrafos que no dicen nada, que enmarañan el deseo de ser feliz.