Como un óleo de paz, colores y amistad se extiende mi vida por el mundo. Los pocos que me conocen saben que soy sociable, amigo de los amigos, con una palabra siempre en la boca para ellos, para agradecer o para preguntar por su vida. No me desvío de las buenas costumbres, siempre quiero que, en mi presencia, esté la gente a gusto, aunque me valga solo de la palabra para ello. Me gusta charlar sin encender la ira ni la animadversión del interlocutor, así que no hablo de política ni de religión ni de fútbol. Sé llevar una conversación pero aquellos que no dicen nada me echan para atrás y no deseo estar mucho rato a su lado.
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