jueves, 14 de agosto de 2025

Mariano se fue a Madrid y no sabía dónde echar su dinero hasta que leyó en una tienda: masajes, 20 euros. Entró a una sala del fondo de la tienda donde había una especie de camilla donde se tendió. La china le dijo que se desnudara. Y así lo hizo. Estuvo tanto tiempo la china masajeando la espalda, que perdió la conciencia del tiempo, vigilando, eso sí, sus ropas todo el rato. Hasta que la china le dijo que si quería final feliz y Mariano dijo vale. Y la china le masturbó tranquilamente hasta el final. Pagó y salió a la calle y  un nerviosismo se le metió en el corazón hasta que se tomó un café y se le pasó. 

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