martes, 11 de abril de 2023

 Un poeta debe siempre mirar por la palabra que usa para sus poemas pero también por las palabras que usa con su prójimo. No hay que insultar nunca, para no caer en el descrédito de uno mismo siendo poeta. El poeta debe crear belleza y transmitirla. Un asceta debe buscar el cariño de Dios pero también el cariño de los demás. Un asceta no habla de personas sino de ideas, de ideas de Dios. Puede haber poetas ascetas como fueron algunos frailes en tiempos del Siglo de Oro español, que escribían en liras, que sufrían por no tener noticias del Altísimo y luego verlo cuando tocaba el órgano en la misa. A ver si nos interesamos por el prójimo de modo que accedamos a él siendo claros, contando lo que nos preocupa y lo que hacemos porque si no, el poeta y el asceta se equivocan con nosotros.

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante...


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