Este domingo no vamos de excursión, como el domingo anterior y al otro. Lo pasamos leyendo el periódico si lo compramos. Los domingos son todos iguales. Nosotros somos iguales, la torre de la iglesia es la misma del domingo pasado, las nubes que hay por el cielo a lo mejor son las mismas del domingo pasado y la gente que pasea por la calle también es la misma. Pero no todo está perdido. Quizás haya algo en este domingo que merezca la pena ser vivido aunque haya que esperar a la tarde. Y esperaré con ganas a que el sol de mediodía decline y llegue la hora de la siesta y más allá y haya en el domingo algo gigante y extraño como el himno que se sabía Bécquer, algo que haga que el domingo no pase en balde. Ojalá.
Parece
Que tienen muchos hijos que estudian Bellas Artes...
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