No sé si fue el hecho de que todos se habían ido de la ciudad, el silencio que reinaba en la calle y lo poco que se podía hacer en esas horas que pasarían esa tarde. El caso es que sufrí una ansiedad fuerte el sábado santo. No sufrí todos los síntomas que explican en internet sobre este fenómeno que afecta a la mente. Tampoco duró mucho: como una media hora. Me duché con agua fría y llamó Paco para ir a dar una vuelta en coche y eso fue lo que me salvó. Mientras estuvimos en el coche dando vueltas se me pasó todo. La ansiedad es algo incapacitante, muy duro de sufrir. Tienes dudas ante el futuro, tienes fobia social, te sudan las manos, se te seca la boca, sufres angustia, etc. Menos mal que yo la sufrí por menos de una hora y luego no ha vuelto a surgir.
Si era toda en tu verso la armonía del mundo...
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