Mi ilustre persona y las personas que me rodean no poseen suficiente dinero para irse a Nueva York y allí, gastárselo de modo alegre. Ni siquiera, creo, se nos pasa por la imaginación hacer ese vuelo y ese gasto. Como no puedo hacer eso que digo, pues leo a Luis Alberto de Cuenca y me consuelo. Es el más culto de todos los poetas de hoy. Se leía la enciclopedia a edades tempranas. Sabía tanto de clásicos griegos como de actores y actrices de cine. Se sabía la etimología (el origen de las palabras) de muchísimos términos. Incluso en sus poesías, aclaraba esa etimología de las palabras cultas. Hace referencias en su poesía a todo un mundo único (pues a lo mejor, solo él conocía ese mundo único) derivado de sus múltiples y variadas lecturas. Luis Alberto de Cuenca es miembro de varias academias nacionales, traductor de latín y griego y siete lenguas modernas, es poeta, ensayista, crítico de literatura y arte y muchas cosas más. Así que, como no puedo ir a Nueva York, leo una poesía de este señor a ver si la entiendo un poco.
He aquí el antiguo caballero de la rosa y el triunfo
príncipe de los labios que sugieren la duda o la sonrisa...
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