jueves, 27 de abril de 2023

Cualquiera de nosotros va de lo cotidiano a la desilusión en un simple paso al no encontrar motivos alegres para vivir, pero luego se encuentra con alguna sorpresa que le da la vida. Debemos renunciar a lo malo, a lo que se rompe pero nunca renunciar a la vida por si la vida trae algo bueno escondido en unas horas, en algún halago que nos haga alguien, en un amoroso tintineo que surja no se sabe dónde. Mi madre me daba muchos besos y ahora está prostrada. Ella ha reunido a toda la familia en un ejercicio difícil para las horas de prisas e individuales que pasamos. Hace unos días, los miembros de la familia estarían de aquí para allá sin saber unos de otros. Mi madre ha logrado unirnos a expensas de su muerte prolongada en un hospital. Mi madre se hacía de querer. Mi madre es tan santa que irá derecha al cielo. Y ese es el consuelo grande que me queda.

Si vives y no te mueres, ¿qué más quieres?


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