Camilo José Cela, en su novela "La colmena" mete un montón de personajes a cual más desdichado. Está la dueña del café que es una tirana con sus empleados. Está el violinista del café que tiene al hijo malo y a su mujer dejándose la vista cosiendo. Está el aspirante a poeta al que le da una lipotimia. Está el limpiabotas que ha dado su fortuna a un señor no se sabe por qué. Está la que vende cigarrillos y cerillas. Y no me acuerdo de más, pero todos alcanzados por la funesta mala suerte. En la "Odisea", Ulises cuenta cómo pasa por diversos males en el mar: Escila y Caribdis, las Sirenas y su canto mortífero, la maga Circe, etc. Antes las discotecas se llamaban así: Calipso, Penélope, Telémaco, etc. Y luego estaba Fray Luis de León que cantaba a la vida retirada, al encuentro ascético de Dios y a los "Cantares" de Salomón. Qué rica es la literatura universal y la española en particular. País de poetas y narradores sin fin.
Cuando la vida, un día, derribe en el olvido sus jóvenes edades...
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