Hoy me he levantado deprimido pero, como tenía que ir a Las Rozas a arreglar el reloj, pronto se me ha pasado. He montado en bus hasta Las Rozas. Me han arreglado el reloj. Era solo la traba, un trozo de plástico. Me he venido andando bajo el calor que ya hacía aún siendo las doce de un día de abril. Ahora me voy a duchar quizás con agua fría. Hace un calor impropio. Yo ya avisaba aquí en este blog de la poca agua que caía del cielo. Ahora parece que la gente se ha dado cuenta del preciado bien que es el agua y que hemos derrochado largamente. Viene un verano difícil de calor y de sequía. Ojalá en julio o agosto caiga alguna tormenta pero el derrotero que llevan estos veranos de atrás no es de llover y sí de un calor infernal.
Amanece otro día en que no estaré invitado
ni a un momento feliz...
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