¿Tienes que aguantar a tu amigo aunque sea un pesado? Yo diría que sí, porque si no, no es tu amigo.
A los amigos se les quiere como son, no como querríamos que fuesen y si son pesados, prepárate para la perorata.
Es como una novela que empieza bien (las amistades suelen empezar bien) pero luego se va volviendo tediosa y aburrida. Entonces procuramos acabarnos toda la novela para ver su sentido último y su sentido último nunca aparece.
Las amistades que nos aburren no tienen vuelta de hoja, cuando estamos con ellas nos preparamos para aburrirnos todos juntos y ya está.
La amistad es sinónimo de fiesta, alegría, gustos compartidos pero a veces lo que se comparte es un tiempo desilusionado y triste, como cuando sigues leyendo una novela que tiene mucho renombre y al cabo de su lectura dices: vaya pérdida de tiempo.
Pero dice un refrán: ni se prefiere otro hombre al amigo, ni el amigo a sí mismo. O sea, que preferimos aburrirnos a gusto con el amigo, confesándonos a nosotros mismos que qué bien se está solo.
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