En una reunión de gente conocida pueden pasar mil cosas, pero todas más o menos predecibles. Los amigos que son estúpidos no dejarán de serlo y habrá que ser condescendientes con ellos, no es cuestión de sacarles los colores en público por culpa de su imbecilidad.
Los que se ponen a mirar el móvil en la reunión ya demuestran su estupidez con holgura, para el que la quiera apreciar.
El que participa en el debate y pretende caer bien gracias a sus chistes, dichos y anécdotas quizás precise de que le avisemos de que malgasta su ingenio y elocuencia en muchas ocasiones de modo absurdo pues a nadie interesa nada de lo que se cuenta de buena fe.
Los más, quieren enterarse de intimidades de los demás, quieren hacer sangre de cualquier debilidad de los demás cuando no muestran una indolencia grande a todo el grupo.
Los que se callan, observan y oyen objetivamente o desprecian con su silencio. ¿Quieres saber quién es Blas? Trátalo y verás
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