Cuando uno hace algo de consideración, pide a los cielos todos juntos que se lo reconozcan aunque solo sea para que el orgullo se sosiegue y tenga lugar donde alzarse con el triunfo del agradecimiento.
Así yo, que he escrito una novela y deseo que sea leída para que me digan si está bien o está mal, si hay algo de interés en ella, si es demasiado breve o cojea de algún defecto de estilo, si se disfruta leyéndola o aburre. En fin, quiero una opinión.
Pero en esta vida, como todo va como por falsos reconocimientos y cumplidos para caer agradable y estamos en crisis, me temo que pocos la leerán.
Bueno, yo ya hice suficiente con haberla escrito y publicado, que, como dijo Cervantes, tan difícil es como hinchar un perro.
Yo sigo escribiendo que es lo mío y pronto habrá otro título publicado si no me fallan las editoriales.
No es feliz más que quien cree serlo.
No es feliz más que quien cree serlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario