A la plaza bajan las palomas de los tejados y van agitando el buche, como sonajeros de la mañana. Suele haber un par de viejitos madrugadores que charlan sentados en un banco. Cuando se llegan las diez, las tiendas se abren y ya acude gente a la plaza.
Así en todos los pueblos y ciudades de España.
Yo tengo poca España en los pies y en la vista pues he recorrido muy poco mi propio país.
Me gusta ser viajero y ver cosas nuevas, modos de vida, organizaciones de lo urbano, calles y callejas y gentes de todo pelaje. Y disfrutar también del camino.
Pero no soy viajero. He leído mucho más que andado, he quemado mis ojos con la tinta y no con las extensiones del terreno, con el sol español que deslumbra iglesias, plazas y playas por doquier en este país. Me da pena oír nombres de lugares y no haber estado en ellos.
Quizá algún día me harte y me convierta en viajero y pise mil plazas y vea mil gentes para que mis ojos se llenen de mil cosas nuevas.
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