Una hombre estaba depre. No se concentraba ni en leer la prensa ni muchas de las novelas que tenía sin leer de su biblioteca particular. Salía a la calle con la sensación de que salía para nada. De hecho, lo que hacía era vagabundear por la ciudad sin objetivo claro. Le llamó un amigo diciéndole que estaba en Vitoria a casa de otro amigo. Le dio envidia, sobre todo, por los kilómetros que había que hacer para llegar a esa ciudad del norte. Le gustaba pensar hacer kilómetros, fumar un cigarrillo en un área de servicio o en algún pueblo que hubiera en el camino. Le gustaba pensar que salía del cerco inhumano que limitaba su vida. Y fue a ver a unos amigos en el parque que hablaron de la actualidad del telediario. De la actualidad del puto telediario.
Tarde llegué a las puertas que se me abrieron en mi vida.
no llegué a abrir muchas por mi mala fortuna.
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