Un hombre consiguió las llaves del piso de un familiar enfermo y entró en él. Estuvo husmeando y mirando documentos. Robó varios documentos de ese familiar enfermo. Cuando el familiar estuvo en el hospital, le robó otra vez las llaves. Este hombre era idiota de los pies a la cabeza. Se creía superior a los demás y lo ignoraba todo. Estaba tan enfermo como el familiar al que robaba. Daba voces en las reuniones familiares y echaba a perder la sobremesa. Era un imbécil redomado. Ni él ni su mujer tuvieron preocupación alguna que un hijastro en la uña. Vivían felices. Nunca tuvieron problema alguno y dieron problemas a muchos: ese es el legado que dejan estos dos estúpidos. Se metían en la privacidad de uno y le hacían polvo, como cuando el familiar enfermo robado tuvo que buscar un abogado porque se le metió en los huevos a toda esa gentuza.
Mira: por ahí van los estúpidos, los vanidosos, los metomentodos,
los asquerosos, los insufribles, los narcisos psicópatas.
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