Bajo la cálida espada de la mañana, yo solo, movido por la gracia del viento o la luz, he leído el periódico y todo ha sonado a hueco. El esplendor de aquellos que lucen la sonrisa perfecta, la vivaz fuerza de la alegría, la fructífera ocasión de los días felices ha resonado más que las noticias leídas. Corren tiempos inmejorables para las actuaciones de divas en los escenarios, para la adquisición de coches no contaminantes, para el disfrute de playas y montañas de toda la rica geografía hispana y lusa y francesa, quizás. Yo voy hacia mi habitación y hundo los ojos en lecturas, en acotaciones de la vida, en paripés literarios que no funcionan. Y miro alrededor y todo está pendiente de la hora.
Perderse en el tiempo lo mismo que en la vida
ocurre cuando todo alrededor es inasible.
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