Forcejeando con el destino cruel y canalla, me he dado cuenta de que no es la gente como aparenta. La gente, cuando se enfurece, saca lo peor de sí mismo. Tengo la máquina de afeitar cargando. La he de probar a ver si funciona y me puedo afeitar. Escribiendo estas líneas me siento mejor. Digo que hay gente que da una cara muy buena cuando está tranquila y una cara muy mala cuando le puede la ira. La ira es muy mala porque transforma a la gente en mentirosa y cruel con los demás. La ira hace que esa persona modélica se convierta en un ser demencial y salvaje. A ver qué pasará de aquí a que salga mi hermano y veremos si merece la pena estar con esa persona iracunda y cruel.
Luces de ponientes vienen acabando el día
para más honra de la edad que pasa.
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