Medito ensimismado. Dan las cinco en mi reloj, en mi reloj maldito, que ha visto correr el tiempo aciago. Vengo gritando mis minutos, vengo dormido a recorrer el tiempo bruto. Yo conocía unas horas perfumadas de no sé qué aroma mudo pero ahora no sé más que acanallar el tiempo que pasa y me aniquila. Y sueño un innúmero de nubes y de peces, de cosas frías que se quedan en el alma. Torpe y reservado todo en mi vida, voy haciendo de las horas mi remedio, voy sin queja hecho el ovillo de mi ser, el nudo de mi vida retorcida por la enfermedad.
A ver si lo bonito de la vida, a ver si la cola del perro
se mueven alegres algún día.
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