lunes, 6 de mayo de 2024

 Tengo la lavadora lavando y la máquina de afeitar cargando. Escribo casi por escribir pues la lección ya me la sé. Es como otras veces. Esta vez parece un poco más duro el asunto, pero de todo se sale. La vida va pasando y no hacemos caso al del lado, al que pasó muchos domingos contigo, al que le dejaste dar voces por nada. La tristeza va haciendo nido en el corazón. Deja los trajes porque te quiero desnuda. Nadie quiere ser el río, nadie quiere mojarse los pies con el agua fría. Dormitar sería la solución a tanta barbarie, a tanta indiferencia, a tanto desamor que hay entre nosotros. Vale, ya he escrito otro poco. Debo caminar. Estoy un tanto gordo. Sé feliz, quizás no cueste tanto. Voy a ver si ha acabado la lavadora.

Con trazo indudable, la carta pedía auxilio.

Lástima que el destinatario no tenía alma.

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