En cuanto tenemos edad para pensar en esto de la vida nos sentimos y nos hacemos viejos. "Yo hubiera querido ser...", "Si no cometo este error...", "Si hubiera dejado antes ese vicio..." Las personas que no lamentan su pasado son las que triunfan en la vida precisamente porque su pasado les ha aupado a este presente en el que viven tan felices.
Pero todo el mundo se reconcome y piensa en la tumba que les aguarda y el que tenga menos que perder, más a gusto se extenderá sobre ella.
El sufrimiento es común en el ser humano. Y por ello, también la creatividad que alivia ese sufrimiento.
El que se pasa la vida papando moscas, poco puede decir del mundo y de la vida. El que cambia el mundo cuanto puede, sufre y advierte que el mundo es difícil. Un cambio en el pequeño mundo que nos rodea nos produce satisfacción. Un cambio en nuestro propio ser, nos hace percibir ese mundo de manera diferente. Estos dos cambios se interrelacionan. Si no hacemos nada, nada cambia.
La gran prosperidad depende del cielo y la pequeña, de la aplicación.
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