Amanece y los pájaros empiezan a cantar; los ríos sucios de España van siempre al mar mientras el sol sube que sube al cielo como a un altar. Las gentes esperan al autobús, andan deprisa hasta el trabajo y el cielo ya es azul; el cafelito de la mañana despide su olor amargo y el azúcar que lo acompaña anima a tomarlo.
En el trabajo hay compañeros que nos ayudan y otros que deseamos ver siempre lejos.
La tarea es dura, nunca se sabe que va a ocurrir aunque se está envuelto en el rutina del día día y ya todo parece igual a ayer.
Madrugan las gentes, el pan ya caliente y el jubilado da su paseo; todo es diferente pero el lunes manda obediencia y acaba el deseo de no hacer nada. El domingo es historia y esperamos que la semana pase tranquila, sin incidentes. La abuela está pachucha, el niño da guerra, papá fuma mucho y cualquier día nos dará un susto la abuela, el niño o el papá porque nadie está exento de un accidente cardiovascular o de otro tipo. Al que cuece y amasa de todo le pasa.
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