Me estoy leyendo un libro que fue muy famoso en su día y que se llama "Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo". Su autor es Allen Carr, un ex fumador que se fumaba cien cigarrillos al día.
Hay quien afirma que sólo con leerlo, hubo fumadores que dejaron el vicio. A mí, por lo menos, me ha metido el deseo de dejarlo, no sé si al término de la lectura lo dejaré. La primera vez que lo leí, no pasó nada, seguí fumando. Si consiguiera este libro que yo dejara de fumar, no habría leído un libro más útil y más revolucionario en toda mi vida.
Cuando leí "La ceremonia del adiós" de Simone de Beauvoir, también sentí deseos de dejar de fumar y lo intenté pero no pude. Este libro habla de los últimos días de Jean Paul Sartre, cómo su cuerpo se destroza por el tabaco y la bebida, además de por la edad.
Allen Carr habla en el libro citado del "lavado de cerebro" al que estamos sometidos los fumadores. Son ideas equivocadas que nos hacen pensar que no soportaríamos dejar de fumar: el stress, actividades a las que asociamos el cigarrito, etc. Allen Carr dice, sin embargo, que el enganche químico a la nicotina es muy leve y nos sorprenderíamos de lo fácil que es dejar de fumar si no fuera por ese lavado de cerebro.
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