En cuanto a mi teoría del acabamiento, decía que la circunstancia misma de probar el sabor de la muerte o saberse uno que acaba y verlo en todas las cosas de la vida (siempre se pone de ejemplo, muy literario, de una flor pero hay miles de cosas en las que fijar esa idea de que todo se acaba y además, cambia antes de acabarse). Digo que esa circunstancia atroz de que todo se acaba hay que salvarla de algún modo. Lo más común es tener hijos que continúen nuestro propio ser.
Pero la forma más importante es que nuestra obra, nuestro pensamiento perdure de algún modo.
Hay una canción que dice: pasa la gloria, pasa la gloria y de nuestra obra ya no queda ni la memoria, a pesar de toda nuestra soberbia.
Somos flores, vivir es caminar breve jornada, según Quevedo. Exprimamos al máximo el tiempo que nos toca vivir, hagamos grandes obras, seamos unos genios, que lo que digamos hoy lo digan nuestros bisnietos mañana. O sufrir largo, o morir joven. Sueña el que a vivir empieza.
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