Hoy puede ser un gran día imposible de recuperar. Todos los días, cuando pasan, son imposibles de recuperar. Da igual que sea el día de una gran batalla importante para los generales que un día pasado con tu abuela en el hospital. Si todos son irrecuparables, ¿por qué nos da la sensación de que tiramos un montón a la basura? Porque muchos pertenecen a una rutina impuesta. No todos los días estamos haciendo submarinismo por aguas límpidas acompañados de una rubia impresionante con la que nos vamos a acostar por la noche después de estar viendo pececitos de colores. Ni vamos a tener el más mínimo contacto con la naturaleza sino que pisaremos el puto asfalto con la fuerza del ciudadano agreste y tristón.
Y de todos los días irrecuperables recordaremos algunos por haber echado un polvo, haber visto algo nuevo, haber viajado muchos kilómetros o haber estado tan tranquilos que casi ni nos lo creemos. En fin, carpe diem, carpe diem y no te preocupes si ese día es bueno, malo o regular.
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