Paco ha estado malo de su enfermedad y al final ha tenido que ser ingresado. Un poco de culpa la ha tenido el conductor del taxi, que es un incompetente y un estúpido. Las cuestiones burocráticas del taxi le han agotado a mi hermano, no ha tenido apoyo pues ya digo que el conductor es un inepto y de tanto trabajar mañana y tarde ha caído en un stress grande que le ha hecho recaer. Han sido duros estos cuatro días sin separarme ni un segundo de mi hermano, incluidas las horas de la noche en que no dormía y se ponía a hacer cosas raras. Recordaré siempre los paseos a Las Rozas con él, él ensimismado con sus pensamientos, ya muy preocupado por que durmiera de una vez. El y yo yo solos todo el día, él diciendo incoherencias, molestándose por cualquier cosa, cogiendo manía a mucha gente y yo intentando parar esa mala leche que se le pone cuando se pone malo. Al final, al segundo día de ir de urgencias, le han ingresado y puede que allí esté mejor. Yo iré el lunes a verle. Menudos días hemos pasado él y yo: solos, enfermos, jodidísimos los dos.
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