La boca de lobo que es la noche traga todas las intenciones de divertirse del más jaranero. La crisis agota las ganas de reír y los bares cierran antes de que la fiesta llegue a tomar color tan solo. Los que andan por las aceras andan tristes, notando un frío cuadruplicado por la soledad de las calles y sólo un hombrecillo de gabán gris ha entrado en el bar y ha pedido un café: Oigamos lo que dice a una camarera:
- Sí, oiga. Esta crisis durará años o decenios. Ya lo dijo Keynes y antes que Keynes, Wilson y antes que Wilson, James: en esta vida las crisis duran mucho; de hecho, es el estado natural del mundo, la crisis.
-Oiga, dice la camarera, tomal un café en este bal no le pelmite decil esas pendejadas del mundo y de la vida. Ande yo nasí no hubo nunca crisis ni la hablá, así que tómese el café y salga silbando, tío seniso, que tengo que barrel.
-Bueno pero que sepa que en crisis viviremos algún tiempo.
-Váyase a la mielda. Cuando el hombre se fue, la negrita decía: "vaya señol, querelme asustar con la crisis. Como vuelva le espeto el palo de la fregona pol culo."
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