viernes, 5 de septiembre de 2014

El prólogo del " El lazarillo de Tormes" es muy bueno. Viene a decir en él su autor que cualquier obra es buena y que le va a contar el caso de su vida a su merced que es el que se ha enterado que a Lázaro se la pega su mujer con el alguacil y Lázaro, ni corto ni perezoso, pues ya le cuenta toda su vida de corrido. Lázaro hace mención de los clásicos, de Cicerón y de Plinio, como era usual en aquella época, porque los autores latinos tenían la "auctoritas" y se los citaba para apoyar un argumento. Dice Lázaro que Plinio decía que no hay libro que no tenga algo bueno, cosa que yo pongo un poco en duda y dice Cicerón "la honra cría las artes". O sea que para ser un escritor o un artista antes hay que tener honra. Pues de esa honra se habla en el "Lazarillo" pues Lázaro, al final de su vida de pregonero de Toledo se ve deshonrado por su mujer pero ha adquirido honra y fortuna llegando a pregonero siendo solamente un mozo de ciego. De ahí la ambigüedad de la obra y su interés.

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