He vuelto a soñar con el jefe de estudios del último instituto en que di clases, aquí en Majadahonda. Fue la primera persona que me atendió en ese instituto. Serio, distante, casi pude saborear el desprecio en él al tomarme mis datos. Luego vi y sentí el desprecio en casi todos los profesores con los que estuve ese año. Uno de ellos se quejó en tono de amenaza delante de los demás profesores. Otro se apartó de mí, en clara demostración de desprecio cuando yo le hice un comentario. Otro me llamó absentista sin ninguna razón, a voces por un pasillo. Podría citar ejemplos de desprecio, no de indiferencia, a lo largo de todo el año en ese instituto miserable que tiene fama de dar un buen nivel de enseñanza. Pero lo que yo vi entre los profesores no fue más que podredumbre, narcisismo y desprecio al que viene nuevo. Tuve un amigo con el que fumaba y me distraía en los recreos pero no me hizo ni un comentario sobre el modo de ser de esas personas, esas personas por llamarlas algo.
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